La polémica por la excarcelación de peligrosos delincuentes, beneficiados con extrañas resoluciones judiciales, encontró un nuevo capítulo ayer, cuando el cabecilla de una banda de sicarios y extorsionadores, quien purgó condena por asesinatos, fue capturado junto a otros 13 integrantes de una red criminal dedicada a sembrar terror en el Callao.
Se trata de Eduardo Christian Moreno Panagos, conocido en el mundo del hampa como ‘caracortada’ o ‘lalo’. En noviembre del año pasado obtuvo su libertad tras permanecer 8 años en el penal de Challapalca.
En el 2009, a sus 23 años, integraba la banda ‘Los Feroces de Atahualpa’ y entonces fue detenido por el crimen de César Flores Arotoma, integrante de ‘Los Malditos de Castilla’. También había participado en el asesinato de Isaías Giovani Canales Tapia. “Es el inicio de una guerra en el Callao”, dijo aquella vez que fue detenido.
Los agentes del departamento de investigación criminal de Bellavista determinaron que apenas salió de prisión reorganizó una banda, convocando incluso a criminales extranjeros y la denominó ‘Los Injertos de caracortada’.
Así se dedicaron al sicariato y declararon una guerra a muerte a otras organizaciones criminales del primer puerto por mantener la hegemonía en la venta de drogas en el Callao y la extorsión a grandes empresas que vienen realizando obras civiles de construcción.
Una de ellas era la obra de continuación de la Costanera donde habían instalado una caseta para brindar ‘seguridad’. Ahí fueron detenidas tres personas.
“Una de las características que tiene nuestro plan Fortaleza 2020 es el uso de la tecnología. Ese geoportal de localización nos permite identificar los puntos calientes de incidencia delictiva y también plantear estrategias diferenciadas en cada uno de los operativos”, manifestó el comandante general de la PNP, Orlando Velasco.
El oficial informó que el modo de actuar de esta banda era extorsionando a los empresarios y maestros de las obras de construcción luego de que estos rechazaran sus servicios de ‘seguridad’.
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“Las organizaciones que se dedican a ello trabajan en obras de construcción civil donde ofrecen sus servicios de ‘seguridad', pero finalmente al obtener una respuesta negativa de los constructores de las empresas empiezan a extorsionarlos y amenazarlos de muerte”, subrayó.