Nimzi Izquierdo, una joven cajamarquina escaló un acantilado en medio de la oscuridad para salvar a un pequeño perro que había quedado atrapado desde temprano sin que ninguna autoridad se hiciera presente en el lugar.
El hecho ocurrió en el distrito de Eduardo Villanueva, cuando la ciudadana divisó a un pequeño can abandonado, hambriento y llorando desde las alturas de un cerro ubicado a la altura del puente Crisnejas, una zona peligrosa por los continuos deslizamientos que se registran.
Había estado más de 12 horas atrapado y la gente solo atinaba a mirarlo pese a sus lamentos. Desalentadas, pero nunca vencidas, Nimzi y su amiga Diana Rojas decidieron ir en búsqueda de Alindor Álvarez, un joven conocido en la zona que por su buena complexión física podía reunir las condiciones para este rescate contra el tiempo.
Y, en efecto, el joven Alindor respondió al llamado con la misma prestancia que todos quisiéramos oír cuando ante la desgracia recurrimos a la autoridad:
“En diez minutos estoy ahí”.
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Armado únicamente con sus manos y valor, el muchacho comenzó a escalar, a veces a tientas, a veces a trompicones, hasta llegar donde se encontraba el animalito llorando ya no solo por hambre y frío, sino por el miedo a morir en la soledad. Eran ya las ocho de la noche y la penumbra cubría el lugar.
Por fortuna, un equipo de serenazgo del vecino distrito de Condebamba se hizo presente pese a que no era su jurisdicción y haciendo gala de una gran ciudadanía lanzaron sogas y camillas de rescate. Con ellas, finalmente pudo descender el cachorro bien asegurado para alegría de toda la comunidad.
Pero ahora nacía otro problema, ¿Cómo bajaba Alindor en medio de la oscuridad?
El cansancio del joven y el ímpetu ciego con que había escalado para rescatar al animal hacían presagiar una tragedia en cualquier momento. Sin embargo, un poco de aire para reponer el espíritu y el nobel héroe pudo regresar a tierra entre aplausos del público y raspones como condecoración.
De momento, el cachorro permanece guarecido en el puesto de vigilancia de las rondas campesinas a la espera de ser reconocido por su familia, pues por sus características denota ser un perro bien cuidado que pudo haberse escapado. También pudo tratarse de un perrito pastor que paseaba junto a sus cabras en lo alto de la colina.
Descuido o travesura, lo cierto es que el rescate del pequeño cachorro en las alturas de Cajamarca ha servido para recordarnos en estos días de emergencia que solo la solidaridad y el trabajo en equipo podrá hacernos salir a flote.
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