Elmer Mamani
“Ya hemos tocado fondo”, fue una de las frases que el ministro de Agricultura, Jorge Montenegro, lanzó en su último arribo a la ciudad. Y lo que están padeciendo los ciudadanos de Arequipa es síntoma de que la pandemia puso a la segunda región del país, no solo contra la pared, sino de rodillas.
El testimonio de la jefa de enfermeras del hospital COVID-19 Honorio Delgado Espinoza, Lily Olivera, gráfica el caos al que se llegado y la primacía del “sálvese quien pueda”: infectados llegan sin signos vitales a este establecimiento del Ministerio de Salud (Minsa) con el lamento de sus familiares o fallecen en las carpas esperando una cama de hospitalización. También dejan de existir en sus casas o los sorprende la muerte en las calles. “Familiares de los pacientes se disputan los balones de oxígeno ni bien llegan el camión de Praxair , sin importar quien los necesita primero; usan carros como camas o llevan sus propias carpas”, describe Olivera.
Desde mayo se criticó a la Gerencia Regional de Salud, por hacer esperar a los contaminados en las carpas o la intemperie por falta de espacio con el frío de invierno que soporta la región. Ahora que el Gobierno Regional de Arequipa entregó gran parte de las 400 camas en los pisos del Honorio tras una remodelación que no acaba, el problema es el mismo. “Nos ordenan que no haya pacientes en carpas, pero la gente sigue llegando, no solo una persona sino familias enteras”, lamenta Olivera. El 14 de julio casi logran que todos los pacientes suban a piso, pero por la tarde el área de Triaje nuevamente se llenó.
La falta de personal es otro problema. El presidente del Cuerpo Médico, Eloy Soto, asegura que para el Honorio se requieren 50 médicos. Incluso se infectó el jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos y se atiende a los infectados entubados a los respiradores con solo 4 médicos. Las enfermeras tampoco las pasan bien. “El 50% de personal que contratamos deserta, van espantados por lo que ven”, cuenta Olivera.
La misma espera se padece en los establecimientos de EsSalud. Su hospital Carlos Alberto Seguín Escobedo fue designado para ser COVID-19 pero ante la avalancha de casos, también atienden en el Edmundo Escomel y en Yanahuara hasta en carpas. Largas colas se forman en este último desde la madrugada porque presentan los síntomas del coronavirus y buscan descartar la enfermedad.
Familiares de pacientes se quejan de que no los atiende. “Nos dicen cómprate tu balón de oxígeno por que no hay”, señala Alejandra. Muchos tienen que volver a casa y esperar recuperar o morir ahí. El colapso de todos estos hospitales ha incrementado la necesidad de oxígeno medicinal. Largas colas se forman desde muy temprano en la sede de Praxair para que les recarguen sus cilindros.
La pandemia, que está en su fase comunitaria, se ha descontrolado en Arequipa desde hace varias semanas, pese a que se decretó que se extendía la cuarentena todo julio. Del 10 al 14 de este mes se han detectado 4839 positivos. El total acumulado en la región sobrepasa los 25 mil para una región con más de 1 millón de habitantes. Números que escaparon a las proyecciones del propio Comando COVID-19. Su jefe, el general EP Edward Gratelly, reconoció que esto no lo habían previsto. “Pensamos que solo llegaríamos a los 200 muertas pero sobrepasamos los 500”.
Es tal la crisis que incluso el alcalde provincial de Arequipa, Omar Candia, se ha infectado. Otro burgomaestre, Ángel Benavente, de Yura, lucha por su vida en una cama UCI.
Deslucido desde que se formó el Comando COVID-19, el gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres Llica, concitó alguna atención, al proponer una cuarentena rígida por 7 días. Sin embargo, las autoridades como el ministro Montenegro le pidieron fundamentos y posibles resultados de su propuesta. No los tuvo.
Para afrontar la crisis, la Gerencia Regional de Salud y el gobierno regional están poniendo sus esperanzas en la ivermectina, con una meta producción de un millón de dosis y la distribución a todo sospechoso o diagnosticado con coronavirus para contener la avalancha de pacientes complicados o graves.
El congresista por Arequipa, Edgar Alarcón, criticó a todas las autoridades de la región. Sostuvo que su inacción llevó a Arequipa a la crisis. Incluso pidió la cabeza de Gratelly. El representante de la Defensoría del Pueblo, Ángel María Manrique, también responsabilizó al Ejecutivo de demoras lo que “está costando vidas”.
Fueron varios los compromisos del Gobierno central y de las autoridades locales. Uno de ellos la Unidad de Salud Regional, en que pacientes sea el régimen de salud que tengan, puedan atenderse en cualquier establecimiento. Según Gratelly está funcionando hace una semana. “Hay pacientes de EsSalud que están internados en el Honorio. También hemos entregado ventiladores a EsSalud porque la entidad está en su momento más crítico”.
El general además informó que el Pronis entregó 50 camas del hospital modular del Honorio Delgado. Funcionarán primero con balones hasta que lleguen las compresoras de oxígeno del extranjero que sería en las próximas horas.
Despunte de contagios y muertes en Arequipa