Por: Melina Ccoillo
Néstor Márquez tiene 51 años, pero se siente como un joven de 20. “Es como si me dieran la oportunidad de empezar otra vez”. Y es que actualmente su trabajo consiste en dar seguimiento y entregar medicinas a pacientes con Covid-19 de Lima norte, como parte de la Dirección de Redes Integradas de Salud (Diris) del Ministerio de Salud (Minsa). “A veces las casas están alejadas. Incluso subimos cerros. Al llegar donde los pacientes, uno se choca contra la desesperación”, dice y recuerda sus primeros pasos como médico en su natal Venezuela.
Hace dos años, cuando llegó al Perú, supo que no sería fácil volver a trabajar como profesional de la salud. Inició como vendedor de libros, mientras realizaba los trámites ante la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) para que reconozcan su título como médico. Luego consiguió ofrecer terapias físicas y de rehabilitación a domicilio. Hasta que, hace unos meses, llegó la oportunidad para obtener su colegiatura y hoy es parte de los 34 médicos venezolanos que suman esfuerzos con sus colegas peruanos para luchar contra el Covid-19, que en el Perú dejaba hasta ayer 6.498 fallecidos y 225.132 afectados.
El Programa de Certificación para Médicos, Enfermeras y Técnicos profesionales migrantes en el Perú, que es ofrecido por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), a través de la ONG World Vision, tiene la meta de que más de 50 médicos venezolanos puedan convalidar sus títulos e ingresar al Colegio Médico del Perú (CMP). “En este momento, Perú tiene una gran necesidad. Antes del Covid-19, destinamos bastantes millones para fortalecer la salud, pero sabemos que falta”, dice Jene Thomas, director de USAID en Perú.
Según Sandra Contreras, directora ejecutiva de World Vision, unos 800 mil venezolanos llegaron al Perú en la primera ola y 37% de ellos eran profesionales. "En estos momentos se necesitan más de ellos. Entonces decidimos iniciar los procesos y estuvimos en permanente comunicación con el CMP".
"Yo considero que somos ciudadanos del planeta. Donde quiera que estemos debemos aportar. Acá me han dado la oportunidad y me siento muy agradecido con el Perú y Dios", reflexiona Néstor Márquez.
Así como él, Antonieta Gonzales (36), médica de profesión y con 10 años al servicio de la salud en Venezuela, viajó siete días por tierra para llegar a Perú en febrero del 2018. No comió bien y la primera noche, aún en Tumbes, durmió en la calle a la espera del autobús que la lleve a Lima. Los primeros meses trabajó en un minimarket y luego como asistente de una doctora. El desempleo llegó nuevamente, pero decidió postular a la colegiatura. No aprobó .
Un año después, quedó embarazada. Ya no tenía dinero para intentar otra postulación, y fue cuando recibió la ayuda del programa de USAID.
Para ella, el inicio de la pandemia parecía volverla en el tiempo. Le hacía recordar aquellos días de crisis en su país, cuando no podía salir y debía hacer largas colas para comprar algo de comida.
Gracias a la colegiatura, hoy trabaja en una empresa de ambulancias en las que atiende a pacientes Covid-19. “Yo pedía volver a ejercer mi profesión. No somos mejor ni peor que nadie, pero queremos ayudar a los peruanos, de alguna manera devolver la ayuda que hemos recibido”, asegura y dice que su próxima meta es ser aceptada en algún hospital del Estado.
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- Ambiente. En el hospital Loayza se implementó una nueva sala de hospitalización con 279 camas para atender a pacientes con Covid-19.
- Reubicados. Cientos der comerciantes fueron ubicados ayer en el parque zonal Huayna Cápac.
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