Alexis Choque
Arequipa
En la Feria Alto Andino, a espaldas de la Feria del Altiplano en el distrito de Miraflores, Norma dejó su negocio de ropas para vender papas. Se transformó por necesidad. Durante la cuarentena la venta de ropa está prohibida. No es la única que dio un giro comercial. Lo hacen librerías y ferreterías convertidos en emporios de alimentos.
Hace una semana, en la avenida Lima, Mariano esperaba en su taxi clientes que salían de esta feria. Este conductor admite que haber engañado a los policías. Sortea los controles mostrando recetas médicas de su esposa cuyas medicinas supuestamente recogerá en un hospital de EsSalud. El engaño solo le funciona cuando está sin pasajero y luego cambia de argumento. La única verdad es que sin esas carreras no podría comer ni comprar medicinas.
Antes que inicie la cuarentena, José trabajaba como chofer de combi. Ahora su unidad es un “mercado móvil”. Recorre las calles de Paucarpata vendiendo verduras a domicilio. “Vamos a las casas para que la gente no se acumule en los mercados. Necesitamos el dinero”, dice.
En el puente de la avenida Jesús que une el Cercado con Paucarpata, Rosa solía vender chicha de jora. Los primeros 30 días de aislamiento ha sobrevivido junto a su familia con el dinero de sus ahorros. Pero hace unos días, se ha visto obligada a acondicionar la fachada de su casa para vender su chicha, frutas y algunas verduras. Las calles aledañas al mercado Manuel Prado en Paucarpata, también ha sido tomado por comerciantes minoristas.
Yaki se dedicaba al negocio de truck food (camión de comida.) Ahora entrega comida por delivery de manera oculta. Su anuncio nos llegó vía WhatsApp y aseguró que por el momento solo vende por sectores cercanos a su casa en Mariano Melgar. Espera que en los próximos días el Estado publique la normativa que permita la venta de comida por delivery.
Ninguno de ellos fue beneficiado con el bono de S/ 380 ni el Bono Independiente que el Gobierno destinó para las familias vulnerables.
El sociólogo José Ramos Salinas señala que la situación, ha obligado a muchos a recursearse de esta forma. Agrega que otros, a pesar de contar con un dinero de reserva, quieren tener un ingreso adicional para que, en caso se prolongue la cuarentena, los encuentre mejor posicionados económicamente. “Nadie está seguro de lo que vaya a pasar el próximo mes y los fondos del Estado se están acabando”.
Ramos cuestionó que después de más de 40 días de cuarentena, las autoridades locales recién hayan pensado en un plan para mercados, cuando debieron hacerlo al inicio. “Si recortaban los días de atención, era lógico que más personas se iban a aglomerar. Se debe instalar mercados zonales fijos y con horarios extensos para evitar que las personas se aglomeren”, añadió.
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Según la Gerencia Regional de Trabajo, antes de la pandemia la informalidad en la ciudad era de un 60% en todos los sectores. Se estima que este porcentaje aumentará.