El hombre, de 55 años, falleció esperando ser trasladado a una cama UCI. Según denuncia su familia, él estaba internado en el área de hospitalización del Hospital de Emergencias de Villa El Salvador; sin embargo, pese a la gravedad de su cuadro de neumonía desencadenada por el nuevo coronavirus no fue referido a otro nosocomio que sí tuviera un espacio en la unidad de cuidados intensivos.
La última semana de marzo, el paciente aún iba a trabajar al área de almacén de una cadena de supermercados. En el transcurso de los días, él empezó a presentar algunos síntomas como malestar general, pero continuó trabajando hasta el 4 de abril. Ante ello, sus jefes lo enviaron a casa como parte del protocolo de salud.
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Un día después ya tenía complicaciones para respirar y sus hijos lo llevaron hasta el Hospital de Emergencias de Villa El Salvador. Allí quedó internado en el área de hospitalización, pues tras la realización de una placa radiográfica detectaron que sus pulmones estaban dañados. Tres días después, los resultados del hisopado llegaron para confirmar que Miguel tenía COVID-19.
Desde entonces, el virus deterioró su salud rápidamente. El avance fue implacable. Una semana después de su internamiento, la familia recibió la noticia de que el paciente necesitaba ingresar a cuidados intensivos y, una nueva desfavorable a la vez, allí ya no quedaban camas UCI.
Él murió este miércoles 22 de abril, lejos de los suyos. Ahora, su hijo y su esposa también están contagiados.
¿Por qué no fue trasladado a otro hospital si los anuncios del Gobierno señalan que aún quedan 61 camas UCI en Lima y Callao? Es la interrogante que se hacen los dolidos deudos, cuyo caso se ha difundido a través de las redes sociales.