Cusco. La población católica de la Ciudad Imperial vivió un Domingo de Ramos diferente. No hubo flujo de creyentes que acudían en gran cantidad a los templos coloniales situados en el Centro Histórico, pues la mayoría acató la disposición del Gobierno y se quedaron en casa.
Las calles de Cusco mostraron un cuadro asemejado a una ciudad fantasma. Mercados, centros comerciales y hasta las bodegas del barrio cerraron sus puertas para cumplir con lo establecido por el Estado el pasado jueves: los domingos nadie puede movilizarse.
De acuerdo a información de la Policía Nacional, hasta pasado el mediodía de este domingo, la medida fue acatada al 100% por los pobladores.
Agentes policiales se encargaron de patrullar las calles vacías ante cualquier eventualidad.
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Trabajadores de limpieza pública aprovecharon la ausencia de personas para el recojo de basura en diferentes arterias y plazas.
Desde los aires, la Policía hizo el monitoreo de calles con el uso de drones.