Las autoridades de la Dirección Regional de Salud de Puno (Diresa), no actuaron con seriedad en ubicar a las personas que presenten síntomas de COVID-19, en la isla flotante de los Uros. Este fue uno de los destinos turístico que visitó el ciudadano mexicano que murió en Cusco producto del coronavirus.
El director regional de Salud de Puno, Jorge Montesinos, y el responsable de Epidemiología, Percy Casaperalta, informaron que se haría un barrido para identificar a las personas que presenten los síntomas con el propósito de aislarlas por precaución mientras se conozca el resultado de los exámenes. Sin embargo, se hizo todo lo contrario.
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Personal de salud acudió a la posta médica de la zona a preguntar si algún isleño había presentado síntomas y al no existir ningún caso reportado se regresaron la ciudad de Puno.
El presidente de la comunidad de los Uros, Wilber Flores, informó a La República, que tuvo conocimiento que acudieron personal médico, pero se regresaron. A nadie se le tomó muestras de hisopado.
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El extranjero con su esposa llegaron a los Uros el 15 de marzo a la isla Khana Pacha. Ahí se tomaron fotografías.
Informaron que la isla está cerca de la Institución Educativa Primeria de los Uros, en la zona norte de este atractivo turístico. Sin embargo, a ninguno de los que viven en la isla les tomaron muestras pese a que la pareja tomó contacto con los isleños porque les ofrecieron productos de artesanía.
El mexicano falleció en Cusco mientras que su esposa fue repatriada a su país también contagiada con el virus. Trascendió que la pareja de mexicano empeoró en su salud en la ciudad imperial, pero que, en Puno, ya tenían la enfermedad.