Los momentos más felices que vivió Carlos Bellido Herrera se muestran en las fotografías colgadas en una pared de su vivienda. A través de ellas, sus amigos y familiares recuerdan, aún más, al hombre de 42 años que falleció hace tres días, luego de permanecer dos semanas internado con casi el 80% de su cuerpo quemado.
Él se convirtió en la víctima número 26 del incendio ocurrido en Villa El Salvador (VES), el pasado 23 de enero.
"Hasta ahora hemos estado preocupados por la salud de mi hijo, pero ahora nos dedicaremos a hacer justicia. Esto no debe quedar impune", dice César Bellido, su padre.
La mañana del 23 de enero, Carlos salió de su vivienda, ubicada a casi 10 cuadras de la zona donde ocurrió la tragedia, en dirección a su centro laboral ubicado en San Luis. Iba en su auto cuando el fuego lo alcanzó.
"Nos íbamos a juntar esta semana para realizar un viaje en familia", cuenta su papá, quien lo recuerda como un buen jugador de fútbol y "el tipo al que nunca verías de mal humor".
La avenida Villa del Mar ahora luce silenciosa, pero en cada paso que uno da, descubre las voces de los deudos en busca justicia, para no ser olvidados.
Una de ellas es Olga Pomatay, quien está sentada en un banquito, en la puerta de su vivienda que ya no tiene ventana. Al preguntarle por qué no se encuentra habitando en los módulos ofrecidos por el Estado, dice que no calificó como damnificada, pues según le indicaron, “no se ha quemado, solo reventado”. “¿Y qué culpa tengo yo de que no se haya incendiado? Hubiese preferido que se incendie, pero tener a mis hijos vivos”, dice, mientras asegura que, de no hallar responsables, se juntará con sus vecinos para demandar a Osinergmin.
Al frente de su vivienda, se encuentra la de Esperanza Gil, quien no perdió a sus familiares, pero sí gran parte de su hogar.
"Han venido a pintarla, pero no los he dejado, quiero que vean la realidad. Que no nos olviden, sino quién nos devuelve la tranquilidad", afirma.
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María Matos, de 64 años, también vive con miedo. "Yo no puedo caminar. Mi esposo me cargó y me salvó. Era como estar en el mismo infierno", cuenta, y, pese a lo que poco que le queda, nos ofrece agua.
A solo un par de cuadras se han instalado doce módulos donde las familias, calificadas como damnificadas, se encuentran viviendo temporalmente. Hay también carpas de diversos ministerios, pero que, según los voluntarios que vienen ayudando con la recepción de donaciones, mañana ya podrían ser desarmadas. Y así, poco a poco, esta tragedia será olvidada.
- Paola Lizeta, madre de Jean, el niño de trece años que salvó a su perrito del incendio, pidió al presidente Martín Vizcarra que las familias afectadas sean reubicadas en la Villa Panamericana. “Es nuestro derecho”, dijo.
- “No nos dejen abandonados. Día y noche conversamos con los vecinos, y no sabemos en qué vamos a terminar. Entiendan nuestro dolor”, agregó Paola.
- Asimismo, aseguró que el lugar donde se encuentran no es seguro porque ya han entrado desconocidos a robar las donaciones. “Nosotros hemos tenido que exigir seguridad, pero en la noches nos despertamos con temor”.
- Este diario comprobó que los módulos instalados por el Estado son pequeños y con poca ventilación.