Por: Fernando Leyton
El simulacro nacional realizado ayer, como en ocasiones previas, ha demostrado que instituciones y ciudadanos no están del todo preparados para responder ante un evento natural de gran magnitud. Según el balance de la simulación, un terremoto de 8.5 en la costa central dejaría más de 73 mil muertos y 800 mil heridos. Sería una verdadera catástrofe.
En ese contexto, las autoridades han pedido a la población que no tome a la ligera el peligro en el que se encuentran. Sin intención de generar pánico, pero siendo muy realistas, advirtieron que cualquier persona que no se prepare podría estar entre ese enorme número de fallecidos o heridos.
“Pedimos compromiso y responsabilidad. Esto no es un juego. La indiferencia mata”, advirtió el general Jorge Chávez, jefe del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), quien reconoció que aún es necesario optimizar los protocolos, recursos y tecnologías destinados a la atención de una emergencia de esas dimensiones
Una de las principales mejoras, anunció el funcionario, será la pronta implementación de un sistema nacional de alerta temprana, que se espera esté listo para funcionar en el 2021.
“El sistema que necesita nuestro país no es para un solo fenómeno, sino para todo el multipeligro que tenemos: sismos, tsunamis, inundaciones, erupciones volcánicas, deslizamientos. Todos deben estar centralizados. (...) Cada aspecto de este sistema lo estamos desarrollando de manera individual”, explicó Chávez.
Entre todos esos componentes, el de mayor urgencia es el subsistema de alerta para terremotos, cuyo desarrollo e implementación es liderado por el Instituto Geofísico del Perú (IGP), entidad que está cargo de Hernando Tavera.
De manera preliminar, reveló el directivo, dicha entidad ya ha colocado sensores especiales en las islas San Lorenzo y Hormigas, que se ubican a unos 60 kilómetros de la costa.
Son estos dispositivos los que detectarán la liberación de energía sísmica y, en tiempo real, enviarán una señal a las alarmas instaladas en zonas estratégicas. De ese modo, a la población se le avisará con segundos de anticipación el arribo de las ondas sísmicas que generan el sacudimiento de la costa.
“Si el sismo ocurriera, por ejemplo, a 100 kilómetros de distancia mar adentro, probablemente la alerta sísmica llegaría a la capital con 10 segundos, en promedio, de anticipación. Te va a decir: prepárate que llega una onda sísmica que te va a sacudir el suelo”, explicó Tavera a La República.
El experto explicó que dicho sistema es totalmente diferente al SISMATE (Sistema de Mensajería de Alerta Temprana de Emergencia), que sirve para complementar la información que se difunde por radio, televisión y otros medios.
De acuerdo con el IGP, en Lima no ocurre un gran sismo desde hace más de 272 años, lo que significa que hay “mucha energía acumulada” y lo que permite pronosticar que en algún momento se producirá un sismo de magnitud 8.5 o superior.
Para tener una referencia del poder destructor de ese eventual terremoto, el instituto señala que un sismo de magnitud 5.0 libera energía equivalente a una bomba atómica de Hiroshima; uno de 6.0 equivale a 30 de esas bombas y uno de 7.0 equivale a 300.
Así, al seguir la escala logarítmica, se calcula que un sismo de 8.0 equivale a 27 mil bombas atómicas, mientras que uno de magnitud 9.0 tiene la misma energía de 810 mil.
Según explica Tavera, esas equivalencias significan también que es “difícil, por no decir imposible” que la costa central se libre del “gran terremoto”. A modo de ejemplo: para evitar que ocurra un sismo de 8.0 haría falta que se produzcan 27 mil sismos de magnitud 5.0, lo que es muy poco probable.
“Los sismos van a tener que ocurrir sí o sí en algún momento. El problema no es el sismo, sino cómo están desarrolladas las ciudades, cómo han crecido en suelos equivocados, con materiales y en lugares no adecuados. Si aterrizamos en el caso de Lima, la situación es bastante crítica”, advierte el jefe del IGP.
- El general Chavéz anunció que en dos semanas se culminará la evaluación de riesgo en la Costa Verde, donde ocurrió un deslizamiento.
- El funcionario reveló que, al menos en el sector de Magdalena, se han detectado “cangrejeras” (bolsas de aire) que revelan la inconsistencia de los acantilados.
- Agregó que Indeci advertirá si detecta edificios en zonas no seguras, pero que la competencia de actuar es de los municipios distritales.