Tía María, el proyecto minero que polariza al valle de Tambo
Desconfianza. Eso predomina en este valle, compuesto por Cocachacra, Punta de Bombón y Deán Valdivia. Tampoco hay medias tintas, se apoya la protesta o estás con Southern Perú.
Fiorella Montaño
El proyecto minero Tía María cambió la dinámica del valle de Tambo. Hay un clima de crispación y tensión entre quienes están a favor y en contra de Southern.
Por la paralización indefinida, las rutinas también se modificaron en el campo. Antes de las once de la mañana, los agricultores abandonan sus chacras. Se suspende la provisión de agua para el riego. Los cultivos se riegan muy temprano; luego, las bocatomas se clausuran. Los agricultores dejan las lampas, toman sus banderas de “agro sí, mina no” y marchan. Tienen tomadas las carreteras Panamericana y Costanera. Quienes no participan en las manifestaciones se van a sus casas.
La mayoría en Tambo son agricultores, pero también hay una intensa actividad comercial. Restaurantes, tiendas, farmacias y hoteles cierran sus puertas en la mañana, algunos en apoyo a la huelga y otros por temor a ser afectados.
Enorme desconfianza
“No quiero la mina, la chacra me da para comprarme mi carro, mi tractor y mis hijos estudian por eso. Hemos dicho que no queremos... ¿qué más pregunta?”, responde irritada una agricultora, cuando le preguntamos sobre los motivos para oponerse a Tía María.
Ella y otras agricultoras se despertaron a las cinco de la madrugada para terminar de sembrar papa. Nos acercamos al grupo. Ellas huyen, nos acusan de ser enviados por la minera.
La mujer que da su testimonio cree que el valle de Tambo desaparecerá. ¿Por qué está tan segura? Dice que ella vio lo ocurrido en Morococha, un centro poblado del departamento de Junín, que tuvo que ser desplazado para construir el proyecto minero Toromocho.
Julio Cornejo, alcalde de Cocachacra, señala que el rechazo a la minería se justifica en experiencias personales. Aclara que en el distrito viven varios migrantes de Cusco, Puno, Junín, Cajamarca y otras zonas con malas experiencias de la minería. Según el inventario actualizado de pasivos ambientales mineros, hay inscritos más de 8448 en el país.
En Cocachacra, algunos de sus pobladores se saludan en quechua. Cultivan la tierra, sin embargo, no son los dueños, arriendan los terrenos por campañas. Mientras prepara las ollas comunes, una agricultora señala que más del 80% de terrenos son arrendados. Los agricultores pagan entre mil y 2 mil soles por una hectárea. “Los dueños son viejitos y sus hijos viven en Arequipa”, señala.
En Tambo, también hay otro grupo de ciudadanos que apoya la minería. Hay pintas con la siguiente inscripción: “Agro sí, desarrollo económico también”.
La Cámara de Comercio de Mollendo, a favor de la inversión minera, ha callado durante el tiempo que duran las protestas. El directorio acordó que no era prudente dar declaraciones.
Se le pregunta al alcalde Julio Cornejo sobre la solución a los efectos de la protesta, para quienes tienen una posición favorable a Tía María. “Como autoridades municipales, no podemos dar ninguna solución. El conflicto lo provocó el Ejecutivo. A ellos pregúnteles qué van a hacer con esas personas, que son una minoría, pero igual tienen sus derechos”, manifiesta.
Vías llevan más de dos días cerradas por paro en Tambo
Hasta ayer, la carretera Panamericana Sur, a la altura de El Fiscal, continúo bloqueada. Esta importante vía se encuentra tomada por los manifestantes desde el último viernes. Según la dirigente Marilú Marroquín, en el lugar no hay efectivos policiales.
Otra importante vía que está cerrada desde el sábado es el óvalo de Matarani, en la carretera Costanera Sur. En ambos lugares se puede observar decenas de camiones y vehículos de transporte varados.
En el séptimo día de paro en el Valle de Tambo, los pobladores volvieron a movilizarse en estos puntos. “La única solución para esto es que el presidente Martín Vizcarra venga al valle con la licencia de construcción anulada”, dijo Marroquín.
