Por: Hernán Chaparro
Saber el nivel de conocimiento que tiene la población sobre el enfoque de género es relevante para el desarrollo de una política pública que se plantea como transversal a diversos sectores. Lo mismo se puede decir sobre la actitud hacia la homosexualidad, que forma parte de los temas que se suelen monitorear para evaluar la evolución de actitudes conservadoras en una sociedad. Además, son asuntos que tocan la política peruana. Las discrepancias sobre el enfoque de género y los miedos sobre lo que algunos llaman la “homosexualización” de la educación han motivado una censura, han sido uno de los motivos de la renuncia de un gabinete, y, recientemente, han generado un debate sobre el apoyo del Ejercito a políticas que buscan combatir prejuicios. Son la base de más de un movimiento social que claramente tiene vínculos con varios grupos parlamentarios. ¿Qué ocurre del lado de la ciudadanía? Poco más de la mitad considera que ha escuchado bastante o algo sobre el enfoque de género y aproximadamente otra mitad poco o nada. La falta de información se reporta en mayor proporción en el interior del país, entre las mujeres y entre las personas que se ubican en los segmentos socioeconómicos de menores recursos (D/E). Además de identificar el nivel de información, es interesante ver qué ocurre con las actitudes. Casi la mitad se muestra a favor de este enfoque. Sin embargo, también se tiene que destacar el 30% que no puede precisar su opinión porque dice contar con poca o ninguna información al respecto. Esto es relevante porque los datos sugieren que hay una relación positiva entre información y actitudes favorables. Qué se entiende por enfoque de género está vinculado a los motivos de su aceptación o rechazo. Quienes lo apoyan lo interpretan como un punto de vista que fomenta la igualdad, la no discriminación pero que además están de acuerdo con que se toque el tema de la sexualidad de manera amplia en los colegios. Quienes se muestran en desacuerdo, discrepan con la diferenciación que este enfoque hace entre sexo y género, pero se muestran también preocupados por una supuesta “homosexualización” y porque se aborde de manera demasiado temprana o inadecuada la discusión sobre la vida sexual en los colegios. Con relación a las actitudes hacia la homosexualidad, el desacuerdo sigue siendo mayoritario, pero claramente en descenso. Solo la quinta parte se muestra de acuerdo y la otra proporción se ubica en una posición neutra. Si se analizan las actitudes hacia la homosexualidad entre las personas que tienen una posición favorable con relación al enfoque de género, se ve que ahí también prima el desacuerdo, pero en mucho menor medida que entre las personas opuestas al mismo (33% vs. 41%). El proceso continúa.
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