Santo Domingo de los Olleros no ha sido declarado en emergencia a pesar del peligro que existe. En el 2017, los huaicos terminaron aislando a este distrito. ,Habitantes del distrito Santo Domingo de los Olleros, ubicado en Huarochirí, piden ayuda de las autoridades para prevenir el daño que pueden causar los huaicos. Hace dos años, la furia de la naturaleza terminó aislándolos por completo. La desesperación por la falta de respuesta de las autoridades llevó a los habitantes de este distrito a bloquear la por varios minutos el puente de Punta Hermosa como manera de protesta. Santo Domingo de los Olleros es uno de los 32 distritos de Huarochirí, en donde el 2017 el lodo arrasó varias comunidades y los dejó incomunicados por varios días. Las personas se quedaron sin agua, comida y vivienda. PUEDES VER Huaicos en Tacna: Así quedó Mirave, el centro poblado que fue cubierto por lodo y piedras [FOTOS] Precisamente fue dicho huaico el que arrastró a Evangelina Chamorro, cuyo video que muestra su valentía dio la vuelta al mundo. Sin embargo, a pesar del tiempo que ha pasado, el lugar luce igual. ‘‘Debería estar libre o con un puente para que el pueblo tenga esa facilidad. Hay más de seis mil personas que radican en toda esta zona hasta la parte alta (...). Todo está en alto riesgo’’, señaló Amanquio Justino Javier Reyes, alcalde de Santo Domingo de Olleros. Asimismo, agregó que, a pesar de varios otros distritos en Huarochirí han sido declarados en emergencia, el suyo no ha sido considerado en la lista. PUEDES VER Martín Vizcarra llega a puente Montalvo que colapsó por huaicos [VIDEO] Los habitantes señalan que el riesgo a causa de los huaicos es muy alto y que en estos últimos dos años han intentado que las autoridades respondan a su solicitud de ayuda para las labores de limpieza y encausamiento; no obstante, afirman que no han sido oídos. El alcalde de la comunidad Cucuya, ubicada en Santo Domingo de los Olleros, Elder Pérez, señaló que el apoyo de los ministerios no llegó. Las personas afirmaron sentirse olvidadas. Rosa Mendoza, una habitante del lugar, dijo a América que nadie les hace caso. ‘‘Queremos evitar tantas desgracias. No queremos llorar después’’.