Una década ha pasado desde que la superficie que sostiene Pisco tembló a una escala que provocó la muerte de 596 personas. ¿Qué hemos aprendido en 10 años?,La historia más desoladora de Pisco se escribió un 10 de agosto del 2007. A las 18:40 horas, y durante los siguientes dos minutos, la tierra que sostiene Ica hizo un paréntesis para ver pasar sobre sus ojos la furia de la naturaleza. Un terremoto de 7,9 grados en la escala de Richter azotó esta región, así como Chincha, Yauyos, Huaytara, Castrovirreyna y Cañete. Fue el movimiento telúrico más grande que soportó el país después del registrado en 1970. PUEDES VER: En Pisco aún existen vidas y zonas que esperan ser reconstruidas El epicentro del fenómeno se ubicó en las costas del Pacífico, a 40 kilómetros al oeste de Chincha Alta y a 150 kilómetros al suroeste de Lima. Las consecuencias de la energía liberada por la superposición de placas tectónicas fue brutal. Cronología: 18:40 | Un terremoto de 7.9 grados en la escala de Richter sacude el sur del país 18:41 | El epicentro se registra en las costas del Perú, a 40 km al oeste de Chincha Alta y a 150 km al suroeste de Lima. 18:41 | Desesperación, caos, angustia, son palabras que nunca antes habían tenido más sentido 18:41 | Pisco, Ica, Chincha, Yauyos, Huaytara, Castrovirreyna y Cañete han sucumbido a una violenta destrucción sin precedentes desde 1970. 18:42 | La Iglesia del Señor de Luren ha caído; había personas en su interior. Miles de viviendas y edificios han colapsado. 18:42 | Vías como la Panamericana Norte han sufrido significativos daños, también la Reserva Nacional de Paracas. 18:42 | 2 minutos y 55 segundos después, el segundo terremoto más grave que ha conocido el Perú ha terminado. 18:43 | El siniestro dejó 597 muertos y 2291 heridos. Pisco, principal afectado por el terremoto, yacía sobre sus restos. 18:44 | Los servicios de agua, telefonía y saneamiento colapsaron mientras se sienten las primeras réplicas. El gobierno de Alan García decretó horas después estado de emergencia en la región de Ica. La comunidad internacional se solidarizó enviando ayuda humanitaria. Diez años después, ¿qué hemos aprendido?