De los 109 restos exhumados entre el 2005 y 2009 en el terreno junto al cuartel Los Cabitos, en Huamanga, conocido como ‘La Hoyada’, 15 han sido identificados y entregados a sus familiares. El resto está en custodia en el Instituto de Medicina Legal de Ayacucho, a los que se han sumado los cinco cuerpos hallados este año durante la remoción de tierra para construir el Santuario de la Memoria. Diversas fuentes señalaron a La República que esta demora se debe al escaso presupuesto que destina la Fiscalía de la Nación a la compra de reactivos para la identificación de los restos.
Por ello, el Instituto de Medicina Legal y Equipo Forense Especializado (EFE) tienen que priorizar los casos en los que se cuenta con mayor información y el universo de familiares es reducido o de una zona determinada, como el caso de la matanza de Accomarca, entre otros. El caso Cabitos es considerado como “abierto”, ya que, con base en testimonios de sobrevivientes y personas que fueron torturadas en instalaciones militares en los años 80, se ha determinado que las víctimas no serían solo de Huamanga, sino de bases de otras provincias de Ayacucho, incluso de Huancavelica, por lo que el ámbito de búsqueda de familiares es muy grande.
El caso Cabitos está a cargo de un equipo especial de fiscales, nombrado el año pasado, y una de sus primeras acciones fue hacer una reevaluación forense, la cual debe culminar en mayo próximo. Asimismo, este equipo ha coordinado con el EFE y el Laboratorio de Biología Molecular y Genética, del Instituto de Medicina Legal, para que se prioricen los trabajos para obtener los perfiles genéticos de los restos exhumados en ‘La Hoyada’. Hasta el momento, se ha logrado establecer alrededor del 42%. Trascendió que se espera culminar esta tarea a fines de año, pero, como todo, también depende del presupuesto que les destinen.
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Se tienen perfiles genéticos del 40% de huesos encontrados en La Hoyada, lo que es un avance para su identificación. Foto: difusión.
Entre el 2012 y 2015, el Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF) fue perito de la Sala Penal que llevó el caso Cabitos (1983) y, durante ese tiempo, envió 423 muestras de familiares y de 110 osamentas al laboratorio de Antropología Forense de Guatemala. La directora de operaciones del EPAF, Gisela Ortiz, refirió que se lograron 40 perfiles de los restos óseos. Producto de ese trabajo se hallaron coincidencias con tres cuerpos.
Toda esa información fue entregada a la Dirección General de Búsqueda de Personas Desaparecidas, que cuenta con un banco de datos genéticos con alrededor de 1.400 muestras de familiares de víctimas a nivel nacional. Adicionalmente, el Instituto de Medicina Legal de Ayacucho cuenta con su propia base de informaciones. Sin embargo, aún falta avanzar en la toma de muestras de los familiares de los desaparecidos, para lo que se necesita un presupuesto importante.
Una vez que se cuente con los perfiles genéticos de los restos y de los familiares se podrá cotejar si coinciden o no. En el caso de los huesos, se toma una pequeña muestra para obtener su ADN y luego el perfil genético. Y en el caso de los familiares, se saca de la sangre. Ortiz señaló que es necesario cruzar las muestras de familiares de desaparecidos no solo de Ayacucho ciudad, sino de diferentes distritos y provincias, así como de Apurímac, para realizar un trabajo de identificación más efectivo. Además, dijo que la reciente aparición de restos en Cabitos evidencia que la búsqueda de restos no ha culminado.
Gloria Cano, abogada de la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh), explicó que el caso Cabitos se dividió por años: en 1983 hubo una condena por 34 desaparecidos y asesinados; y se inició un segundo proceso por otras víctimas. Advirtió que los casos de violaciones a derechos humanos en 1984 y 1985 en el cuartel fueron devueltos a la Fiscalía de Ayacucho el año pasado para que se adecúen al nuevo Código Procesal Penal. Está pendiente la adecuación para que empiece el juicio oral.