Exfiscal del caso Cayara: Todos los testimonios apuntan al Ejército
Carlos Escobar declaró durante juicio oral y dio detalles de la investigación que realizó en 1988 sobre torturas y ejecuciones extrajudiciales cometidas ese año contra 33 comuneros.
Más de treinta años después del asesinato de 33 comuneros de Cayara, en Ayacucho, la verdad se va abriendo paso. El exfiscal Carlos Escobar dio su testimonio en el proceso judicial que se lleva a cabo contra los miembros del estado mayor del Cuartel Los Cabitos y los efectivos acusados de participar en los crímenes cometidos el 14 de mayo de 1988.
Ese año, Escobar estaba encargado de investigar las denuncias sobre desapariciones forzadas de Ayacucho, Apurímac y San Martín. Tenía su sede en la plaza de Armas de Huamanga, junto al Hotel de Turistas. Allí lo buscaron el entonces alcalde ayacuchano, Fermín Azparrent, y abogados de la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh) para informarle sobre los asesinatos.
“Recuerdo la declaración de Fernandina Palomino, que dio gran cantidad de datos y debido a esto es que decido viajar a Cayara”, relató ante la Sala.
Meses después, en diciembre de 1988, Fernandina fue asesinada presuntamente por efectivos militares. Ella era una testigo importante de torturas y ejecuciones cometidas contra los pobladores como parte del operativo “Persecución para capturar a los terroristas que emboscaron a una patrulla militar en Erusco, asesinando a cuatro efectivos”.
Huellas de sangre
Escobar llegó a la zona una semana después de los terribles sucesos, junto al juez y médicos de Cangallo, para hacer diligencias por las denuncias de torturas y muertes en la zona.
“Comienzo a corroborar lo que me habían dicho. Vi manchas de sangre en la iglesia”, indicó. Agregó que ese día recibieron declaraciones de muchas más personas. “Trabajamos hasta la madrugada del día siguiente”, expuso.
Cayara
En otro momento, recordó que los testigos contaron que los militares asesinaron a un hombre a la entrada del pueblo, que los obligaron a ir a la Iglesia, donde los torturaron y mataron a cinco personas. Además, que en Ccechuaypampa separaron a hombres de mujeres, los pusieron boca abajo en el suelo, y los interrogaron sobre los que participaron con los terroristas en la emboscada al convoy del Ejército.
“Los comenzaron a torturar, poniéndoles pencas, hojas de tuna y las pisaban para que las puntas de las espinas entraran en sus espaldas. Y como, según dijeron, no sabían nada, los mataron en presencia de sus hijos y mujeres. Los mataron, conforme los testimonios, con hacha, machete y a golpe de martillo”, contó.
Añadió que a largo de la investigación que realizó, que contiene en total 41 declaraciones y más de 400 páginas, todo apuntaba al Ejército.
“Todas las versiones que recibí decían que unos militares llegaron a caballo, y los identificaron como efectivos del Huaylla; otros llegaron en camiones del Ejército y también en helicóptero”, contó.
Halló una fosa
Escobar refirió que, posteriormente, un grupo de testigos le informaron del descubrimiento de una fosa en Ccechua, donde había tres cuerpos, por lo que nuevamente viajó a la zona.
“Al abrirla, encontramos el tegumento de la piel de una mano intacta. Lo recuerdo porque se notaba que la piel tenía todas las huellas de los cinco dedos, y se podían tomar. El testigo refería que en ese lugar enterraron a un muchacho”, relató.
Según los testigos, los militares se llevaron los cuerpos para borrar las evidencias, a lomo de bestia. Siguiendo las huellas, hallaron también cabellos y pedazos de huesos, de los que el laboratorio indicó que eran de un ser humano.
Asimismo, el exfiscal mencionó a Martha Crisóstomo, quien declaró en su despacho en varias oportunidades. Su tía, Jovita García, fue asesinada por militares para encubrir la matanza.
“Recuerdo mucho a esta joven. Trabajaba en la posta médica de Cayara. A esa jovencita la violaron y tenía vergüenza de que lo consignara. No quería que lo ponga en el acta. Le daba vergüenza que sus paisanas se enteraran que la habían violado los militares”, dijo indignado.
Caso Cayara
Ella guio a una comitiva judicial a la fosa donde estaban su tía y dos cuerpos más. Exhumaron el cadáver y la llevaron a Huamanga para el examen legista.
“A esta mujer la habían torturado, le rompieron los huesos de la nariz, le fracturaron el maxilar inferior. Tenía más de 5 meses de embarazo. Semejante cobardía...”, contó.
Cuando retornó a la zona, a los pocos días, los otros dos cadáveres habían desaparecido. “Pero cerca había huellas de un helicóptero. Sacamos fotos. El Ejército las había sacado”, acusó.
Cuando el fiscal le pregunta si recibió alguna declaración o documento que hubiese podido inferir que los crímenes podrían haber sido cometidas por terroristas, Escobar respondió: “No. Los testigos referían que fue el Ejército”.
Su declaración continuará en la siguiente audiencia, que será el próximo miércoles a las 3 de la tarde.
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