Las declaraciones obtenidas por La República y las imágenes de videos de seguridad de la Municipalidad de Lima y de negocios cercanos al lugar donde fue asesinado Víctor Santisteban señalan que, como otras decenas de personas más, la víctima abandonaba la zona. No se encontraba enfrentando a las fuerzas del orden.
Fotoperiodistas del semanario Hildebrandt en sus trece y del diario El Comercio, Joel Durán y Renzo Salazar, respectivamente, estuvieron en la escena y presenciaron los últimos minutos con vida de Víctor.
Elizabeth Santisteban, hermana del fallecido, confirmó que su familiar sí participó en la marcha como manifestante, lo que comprobó cuando le entregaron el teléfono celular del fallecido en el hospital Grau.
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En el celular se encontraron conversaciones entre Víctor Santisteban y una mujer cuya identidad se encuentra en reserva mientras se desarrolla la investigación.
La amiga invitaba a Santisteban a sumarse a las marchas. Finalmente, el 28 de enero Santisteban accedió. Fue ese día que recibió el impacto mortal.
Elizabeth Santisteban reveló que su hermano y la mujer participaron de la marcha con normalidad hasta que, al promediar las 7:15 p.m. o 7:20 p.m. pasaron por la cuadra 9 de la avenida Abancay, donde aún había manifestantes.
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A las 7:32 p.m. uno de los dos policías que caminaban juntos por la pista disparó sin motivo a la gente que abandonaba el lugar.
“Ella (la amiga de Santisteban) lo que nos comenta es que estaban regresando de lo más normal, cuando fueron sorprendidos con tantas bombas lacrimógenas, que tuvieron que buscar resguardo en la quinta”, dijo Elizabeth Santisteban sobre el lugar donde cayó abatido.
Renzo Salazar recuerda haber sido alertado por gritos. “Yo escucho que de atrás dicen: ‘Lo mataron, lo mataron, está muerto’. Regreso corriendo y recuerdo que me enfoqué en el charco de sangre”, relata.
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Joel Durán también lo recordó así: “Más o menos a una media cuadra delante de mí había un pequeño tumulto de gente que empezó a gritar: ‘¡Auxilio, médico!’. Corrí y lo primero que vi fue el charco enorme de sangre. En ese momento, hice las fotos y seguí… Solo recuerdo la sensación de que la persona que estaba herida no iba a sobrevivir”.
Daniel Vargas, integrante de la Brigada San Martín, fue uno de los testigos. Según él, cuando volteó hacia donde había gritos, “Santisteban ya tenía una circunferencia de sangre más o menos de unos 40 a 50 cm y había exposición de masa encefálica”. Vargas comentó que “no se daban las garantías en ese momento para atenderlo”, debido a la represión de la policía.
Durán describió ese momento. “Primero, le aseguraron la cabeza, le vendaron bien entre dos personas (...) Luego lo subieron y entre todos empezaron a cargarlo. Hemos caminado hasta la esquina de la calle que baja justo al hospital de emergencias Grau. Nos habremos demorado unos cinco minutos”, recordó.
Elizabeth Santisteban no cesa en su búsqueda de justicia.
“Si tengo que pararme frente a la Fiscalía, frente al Congreso, frente al Palacio de Gobierno, yo lo voy a hacer. Así dure uno, dos, tres, cuatro, cinco años, yo lo voy a hacer”, asegura. El avance del caso y el recordar la personalidad paciente y calmada de su hermano la llevan a dejarnos una triste y dura frase antes de concluir su participación en este informe: “Él, que en su juventud quiso ser policía y mira, irónicamente, un policía le quitó la vida”.
Essalud emitió dos comunicados, el primero señalaba a Santisteban “policontuso y con traumatismo encéfalo craneano grave”. Esto fue cambiado por “herida contuso cortante, producto de un golpe”, el cual fue respaldado por el Mininter.
Autoridades usaron este cambio para alegar que el agravio había sido entre manifestantes.
Se reportaron malos tratos ejercidos por el personal del hospital Grau en contra de integrantes de la familia de Santisteban.
Daniel Vargas, Brigada San Martín
“Miro hacia atrás y veo que Santisteban ya tenía una circunferencia de sangre, más o menos de unos 40 a 50 centímetros y había exposición de masa encefálica... No se daban las garantías para atenderlo”.
Joel Durán, Fotoperiodista H13
“Corrí y lo primero que vi fue el charco enorme de sangre. En ese momento, hice las fotos y seguí... Solo recuerdo la sensación de que la persona que estaba herida no iba a sobrevivir”.
Renzo Salazar, Fotoperiodista EC
“Yo escucho que desde atrás dicen: ‘Lo mataron, lo mataron, está muerto’. Regreso corriendo y solo recuerdo que me enfoqué en el charco de sangre. Todos decían que tenía pulso, pero se le veía muy mal”.