Al culminar la necropsia de las 17 víctimas mortales de la protesta antigubernamental en Juliaca, Puno, el Instituto de Medicina Legal del Ministerio Público reportó el hallazgo de proyectiles de armas de fuego alojados en los cuerpos de 9 de las 17 víctimas. Los otros 8 ciudadanos, que también murieron por heridas derivadas de los disparos, fueron atravesados por los proyectiles.
Las 9 personas, a quienes los especialistas del Instituto de Medicina Legal (IML) encontró en sus cadáveres la munición metálica, son:
El fiscal asignado al caso, Guido Pilco Delgado, ha requerido un peritaje balístico para determinar la procedencia de los proyectiles con el propósito de identificar a los autores de los disparos.
Los 17 fueron abatidos por armas de fuego durante las manifestaciones del lunes 9 de enero, cuando la Policía rechazó el intento de asalto del aeropuerto de Juliaca.
De acuerdo con la información de los protocolos de necropsia elaborados por los especialistas del IML con la finalidad de esclarecer los homicidios, en seis cuerpos se encontraron fragmentos de proyectiles de fusil de 7.62 mm., en dos había restos de perdigones de metal y en uno lo que sería una bala de pistola.
Fuentes de La República cercanas al caso indicaron que los proyectiles de 7.62 mm. corresponderían a los fusiles AKM, que son de uso oficial de la Policía Nacional del Perú. Videos y fotografías confirman que los efectivos usaron sus fusiles de largo alcance para reprimir a los manifestantes, pero no todas las víctimas fueron parte de la movilización antigubernamental.
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Los proyectiles de 7.62 de mm. se detectaron en los restos de Edgar Huarancca, Ghiovanny Illanes, Reynaldo Ilaquita, Elmer Leonardo, Paul Mamani y Eberth Mamani. La bala de pistola se alojó en el cuerpo de Jhamileth Aroquipa.
Elmer Leonardo y Eberth Mamani recibieron los impactos en la cabeza. En tanto, Jhamileth Aroquipa lo hizo en el estómago y Reynaldo Ilaquita en el tórax.
Gabriel López y Marco Samillán tenían en sus cuerpos perdigones metálicos. López en la cabeza y Samillán el pecho. Para que estos proyectiles causen la muerte, la víctima debe recibir el disparo a corta distancia, que aparentemente sería el caso de López y Samillán.
Las fuentes consultadas indicaron que, respecto a las víctimas en cuyos cuerpos no se encontraron restos de proyectiles, se debería a que recibieron los disparos a corta distancia, por lo que las balas los atravesaron.
“Los proyectiles parecen haber sido disparadas por fusiles AKM, que es armamento usado por la Policía nacional”, señaló Dany Humpire Molina, exgerente de Peritajes del Ministerio Público y doctor en Criminalística.
Las armas empleadas parecen ser AKM y pistolas, no se ve armamento FAL, que corresponde a las Fuerzas Armadas. Es decir, el armamento pertenece a la PNP.
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“Si las balas fueron encontradas dentro del cuerpo, se califican como penetrantes. Cuando los disparos son de tipo penetrante, como es el caso, son de larga distancia. Y si en el protocolo de necropsia se determina que fueron por la espalda, quiere decir que, al momento del disparo, los manifestantes estaban corriendo, huyendo”, explicó el especialista, quien revisó las imágenes de las necropsias que le presentó este diario.
Humpire también observó que uno de los proyectiles está “revestido”, lo que significa que es nuevo o recién comprado. “Los proyectiles revestidos son complejos, no los tiene cualquier civil. Esas son armas policiales”, precisó.
Finalmente, descartó que los proyectiles sean los llamados “Dum Dum”, como se ha especulado.
Un menor de edad de 15 años, que en la jornada de protesta de Juliaca del 9 de enero recibió un impacto de proyectil en la cabeza, falleció en el hospital de la localidad.
La Defensoría del Pueblo confirmó el deceso, que eleva a 19 el número de víctimas: 18 civiles y un efectivo de la Policía.
El menor Bryan A. H. no era parte de las manifestaciones antigubernamentales. Caminaba por el céntrico jirón Moquegua, en el centro de Juliaca, cuando lo impactó un proyectil.
Junto con Elmer Leonardo, de 16 años, y Jhamileth Aroquipa, de 17, Bryan A. H. es el tercer menor de edad abatido.