Un informe de Cuarto Poder revela esta noche la difícil situación en la que vive la población civil de las localidades de la provincia cusqueña de la Convención, que sufren los consecuencias de los ataques terroristas contra las fuerzas del orden.,A unos días del ataque de senderistas contra tres helicópteros en el aeródromo de Kiteni y de otro ataque contra una patrulla policial en Cielo Punku, donde murieron dos policías, la seguridad parece haberse reducido a su mínima expresión en esta zona de emergencia. Para el alcalde de Kiteni, Hugo Chávez, la población de su jurisdicción se encuentra desconcertada y con miedo ante los continuos ataques terroristas en la zona. Mientras, se evidencia el traslado de trabajadores de empresas del consorcio Camisea hacia Quillabamba por la falta de seguridad. COLEGIO CONVERTIDO EN BASE MILITAR Un ejemplo de esta situación en esta provincia cusqueña se puede observar en un colegio convertido en base militar en la localidad de Kepashiato. Aquí al menos 200 alumnos conviven el día a día con los policías, su armamento y barricadas ubicadas cerca a las aulas. El 29 de mayo pasado una columna subversiva atacó el centro estudiantil, ya convertida en base militar, hiriendo a un militar y a una estudiante de quince años, quien se trasladó a otra provincia. "Mi llamado al Ministerio de Educación, Ministerio de Defensa y Ministerio del Interior que por favor tome las cosas con seriedad, no se puede jugar así con la vida de los alumnos, nosotros estamos en permanente peligro", precisó Luz Marina Chacón, directora del Colegio Javier Pérez de Cuéllar. EXSECUESTRADOS DEMANDAN ATENCIÓN Asimismo, dos de los 36 trabajadores del Consorcio Camisea que en abril pasado fueron por secuestrados por remanentes terroristas denuncian ahora el abandono de las empresas para las que trabajaban. "De ahí nos liquidaron, de otros poblados nos botaron. Yo siempre tengo miedo, por ejemplo veo el helicóptero siempre me asomo y me tengo que escapar porque ese día hubo una balecera encima de nosotros", indica Walter Fernández Chávez, ex trabajador de Skanska quien revela que la empresa solo le dio 1.400 soles. Mientras, Santos Sota, otro extrabajador de Skanska, asegura que la empresa lo despidió con el argumento que se mantuviera en espera de una decisión de la empresa pero con la prohibición de ir a trabajar a otro lugar, hasta que de un momento a otro lo liquidaron. "Yo estoy haciendo u8n tratamiento de psicología", manifesta Santos Sota y refiere que en los momentos de secuestro sufrió una dolencia en la columna que hasta ahora no lo deja hacer movimientos simples.