Por Nicolás Lynch A pocos días de las elecciones del 3 de octubre y en lo que parece ser un abrumador próximo triunfo de Susana Villarán en Lima, es preciso aclarar un tema que la derecha ha usado reiteradamente para atacar a Villarán. Me refiero al supuesto control que tendría Patria Roja del sector educativo en la capital de producirse lo que parece venir. Patria Roja (PR), vía el MNI y sin alianza política de por medio, apoya la candidatura de Villarán en Lima. Un apoyo, entendemos, a la candidatura y al programa que levanta Fuerza Social para estos comicios, lo que la somete a lo que este señale. PR es una importante fuerza política en el magisterio peruano por el trabajo desplegado en los últimos 40 años. Ese es su mérito y su ventaja comparativa con otras fuerzas políticas, lo he repetido incluso en mis críticas más duras a su actuación. Este trabajo, sin embargo, ha estado signado, la mayor parte del tiempo, por su autoritarismo y sectarismo, plasmado en lo que he llamado un “pensamiento arcaico” sobre la educación peruana, lo que le ha valido el creciente rechazo de sectores importantes del magisterio y la sociedad. Susana Villarán, como maestra, conoce esto de cerca y recuerdo muy bien que, en esta perspectiva, compartió conmigo la alegría por el triunfo de la lista de Carlos Gallardo en el Colegio de Profesores el 2006. Las fuerzas políticas y los tiempos, sin embargo, cambian. PR quiere hoy estrenar un tímido reformismo. Viene de décadas de marxismo-leninismo y los músculos por ello debe tenerlos agarrotados. Sin embargo, su estreno reformista debe ser bienvenido. El hecho de que luego de muchos años de estar en contra de la evaluación a los maestros hoy la acepte es un paso adelante de proporciones. Por ello, compartimos la oposición a la evaluación punitiva de García y Chang, que busca llenar de apristas el magisterio. Igualmente, su aceptación de competir con otras listas y ganarles en buena lid en las últimas elecciones al Colegio de Profesores es otra buena señal. Ojalá que presagie elecciones democráticas en el Sutep y en la Derrama. A diferencia de las críticas reaccionarias a la izquierda por sus rasgos autoritarios, que buscan liquidarnos a los izquierdistas de cualquier matiz, las críticas democráticas en general deben promover la superación de las contradicciones en función del logro de nuestro objetivo mayor: la democracia no solo política sino también económica y social. Por eso estamos con Susana, porque su triunfo será un triunfo en ese camino, para bien del pueblo de Lima y del Perú. www.nicolaslynch.com