¿Dónde está Vladimir Cerrón? probablemente sea la pregunta constante en la cabeza del nuevo ministro del Interior, Juan José Santiváñez. Y probablemente lo mismo hayan pensado sus predecesores, Walter Ortiz y Víctor Torres. El 7 de junio se cumplirán 8 meses desde que el líder de Perú Libre se encuentra prófugo de la justicia y hasta ahora no parece ser una prioridad para el gobierno de Dina Boluarte capturarlo.
"Saldré a cazar delincuentes", con esas palabras Juan José Santiváñez prometía la pronta captura de Vladimir Cerrón y anunció que presentaría planes estratégicos y operativos para cumplir con este propósito. Claro, aunque hay que considerar que Santiváñez lleva en el cargo dos semanas, lo único que comunicó hasta el momento fue que se cambiará a los altos mandos de la PNP, porque no están alineados con su política de "cazar delincuentes.
Ahora, hay que cuestionar qué tan beneficiosos serían estos cambios para encontrar a Vladimir Cerrón, si se tiene en cuenta que el excomandante general de la PNP, Jorge Angulo, reveló en una entrevista que estaban cerca de dar con su paradero, pero el gobierno de Dina Boluarte ordenó que lo retiraran del cargo.
Angulo dijo que él era "el más interesado" en encontrar al líder de Perú Libre, sin embargo, con su salida, esto se frustró.
"Ya teníamos bastante cerca al señor Cerrón, pero creo que se ha interrumpido su captura. Porque sí había mucha voluntad y predisposición para esa captura", narró en una entrevista en Latina.
También hay que cuestionar qué tan beneficioso es para Dina Boluarte que se llegue a dar con el paradero de Vladimir Cerrón, pues ambos están investigados por el caso de 'Los dinámicos del centro'.
Vladimir Cerrón, por su parte, muestra una actitud desafiante, pues, pese a los supuestos esfuerzos del gobierno, él continúa respondiendo al Poder Judicial, la PNP y a sus opositores políticos a través de sus redes sociales con total impunidad. Por lo tanto, no sería extraño preguntarse si se encuentra muy bien escondido o está protegido.
Esta teoría cobra fuerza a raíz de un reportaje que mostró al auto del despacho presidencial cerca de un lujoso condominio en Asia, donde se suponía que Cerrón Rojas estaba escondido. La explicación de Palacio para esto fue que se encontraba ahí por una comisión, pese a que esta no figuraba en la agenda de Dina Boluarte.
Otro punto que hay que resaltar es la alta rotación en la cartera del Interior tras la censura de Vicente Romero. Aunque Romero fue censurado pocas semanas después de que Cerrón pasara a la clandestinidad, fue quien permaneció más tiempo en el cargo, a diferencia de Torres y Ortiz, que no superaron los 3 meses.
Su sucesor, Víctor Torres, renunció al ministerio justo cuando Gustavo Adrianzén iba a solicitar la confianza. Aunque Torres dijo que su salida se debió a temas personales, se supone que fue uno de los cambios que pidieron las bancadas para que la confianza sea otorgada.
En cuanto al quinto ministro del Interior, Walter Ortiz, su salida también se dio en medio de una crisis política, debido a la desactivación del equipo especial de la PNP que apoyaba al Eficcop, fiscales que participaron en el allanamiento a la casa de Dina Boluarte y al Palacio de Gobierno.
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Estos cambios afectan directamente la operatividad de la PNP, ya que la salida de un ministro del Interior implica que no se puedan realizar acciones simples, como iniciar una solicitud de compras para mejorar los equipos de inteligencia, algo fundamental para rastrear a un fugitivo.
Es más, el exjefe del gabinete de asesores del Ministerio de Interior, Luis Herrera, indicó que hay dos factores que retrasan la captura de Vladimir Cerrón: la poca capacidad operativa de la Policía y las deficiencias en las labores de inteligencia. Y precisamente, estos no pueden ser subsanados porque no hay una cabeza estable en la cartera del Interior.
En suma, los cambios en el Ministerio del Interior, motivados por cálculos políticos para beneficiar al débil gobierno de Dina Boluarte, favorecen indirectamente a Vladimir Cerrón y a los otros fugitivos.
Vladimir Cerrón Rojas fue sentenciado en el proceso que se le seguía por el caso del Aeródromo Wanka. El líder del partido del lápiz fue acusado de colusión y recibió una sentencia de 3 años y 6 meses de prisión efectiva. Esta pena fue el resultado de un largo proceso judicial en el que se encontraron pruebas suficientes para condenarlo.