Laura Arroyo, peruana, se dedica a la comunicación política y trabaja en el área de discurso de Podemos (España). Trabajó en la campaña de Verónika Mendoza del año pasado, aunque advierte que no es militante de Nuevo Perú. Ofrece su mirada sobre la marcha del Gobierno y sobre el comportamiento de la derecha en el Perú.
¿El Gobierno de Castillo es una decepción para usted?
Cualquier persona de izquierda a la vista de las políticas que está aplicando este gobierno tiene razones para sentirse cuando menos decepcionado. Yo siento preocupación. Hay inercia y continuismo, lo que es peor porque las izquierdas deberían articular una alternativa a lo que ha sido el modelo que ha imperado en los espacios de poder en el Perú. El Gobierno no solo ha encarpetado sus promesas de cambio y transformación. Además no parece tener alternativa a la situación global.
¿El de Castillo es un gobierno de izquierda?
Esa es una pregunta complicada. Yo como me considero de izquierda no soy partidaria de repartir carnés. Vamos a hacerlo al revés…
Hay gente de izquierdas que niega que este sea un gobierno de izquierdas.
Hay un debate al respecto…
¿No suena a lavada de manos?
Ser de izquierda no puede ser solo declarativo. Tiene que ser algo que se evidencia con acciones concretas. Entonces, invito a la ciudadanía a preguntarse, ¿qué acción de izquierda ha hecho este gobierno? ¿Qué medidas de izquierda está haciendo el partido oficialista o planteando la bancada? No hay muchas dudas. No me gusta entrar en el debate de más o menos izquierda. No creo en el “izquierdómetro”. Pero ojalá hubiera izquierdas en el Gobierno, en algunas acciones.
El Gobierno llegó con un discurso de izquierdas apoyado por la candidata con la que usted trabajó en la campaña.
Que haya ganado con un programa de izquierda no lo hace de izquierda. Recordemos a Ollanta Humala. El programa no sirve de nada si no sale del papel. Y más bien, como nunca, hay una oportunidad valiosísima para las izquierdas porque creo que no hay mejor momento para articular un proyecto como el actual, porque estamos en un contexto de crisis sistémica y, creo, esas izquierdas deberían operar por fuera del gobierno.
¿La actuación de este gobierno no es un mazazo a las opciones políticas de la izquierda?
Me parece un debate interesante. Quienes anuncian el fallecimiento de la izquierda…
No he dicho fallecimiento.
No, no, lo digo por otros colegas suyos. Hay algunos que hablan de desahucio y están manifestando un deseo antes que un análisis. Creo, hay un error de diagnóstico, en creer que la gente piensa en el clivaje izquierda-derecha. El propio Castillo opera más en una clave el pueblo versus las élites, el establishment. Ese clivaje funciona más ahora mismo…
Un discurso populista.
Un discurso populista que funciona mucho mejor, en las coordenadas del Perú, que pensar en izquierdas y derechas. A eso apuntaba con mi respuesta, que no necesariamente las izquierdas recibirán un mazazo. Eso ocurrirá si es que las izquierdas no responden al reto real, que está en la relación con la gente a la que representan. Y eso no lo están haciendo, han quedado un poco desubicadas.
Dice que no reparte carnés de izquierda, aunque leí un artículo suyo en el que habla del fascismo en la derecha peruana. ¿No se trivializa el término llamando fascismo a la derecha en general?
Totalmente de acuerdo. No se puede llamar “fascista” a toda la derecha. Lamentablemente en el Perú creo que ahora mismo no hay una derecha no fascista. Para comenzar es una derecha extrema porque en el momento en el que ya no respetas el juego democrático te estás situando por fuera de él. Y en el momento en el que te sitúas por fuera del espacio democrático para excluir a gente porque no te gustó cómo votó, estás ejerciendo antidemocracia fáctica...
PUEDES VER: Bancada de Perú Libre se aleja del oficialismo: ¿favorece o perjudica la gestión de Pedro Castillo?
Esa no fue toda la derecha.
Te invito a que me digas qué derecha no. Yo recuerdo claramente que a las 72 horas de juramentado Castillo vi a muchísimos representantes liberales diciendo que había que vacarlo. Y no hay nada menos republicano que faltarles el respeto a los periodos instalados de las instituciones. El republicanismo es el respeto a las reglas de juego. Ojalá hubiera un republicanismo en el Perú. Y es más, mucha gente en esta época habla de que necesitamos un centro y yo le digo, como mujer de izquierdas, que en el Perú necesitamos una derecha democrática, más que un centro. Que vuelva a haber una derecha liberal, que pueda tener una visión conservadora, lo que ellos deseen. Seguramente estaremos en desacuerdo con el modelo económico, pero que sea una derecha con la que puedas hablar democráticamente, llegar a consensos. Yo echo en falta una derecha democrática y eso no es problema solo del Perú. Es un asunto internacional.
Es verdad, las derechas se han extremado. Mi objeción es que llamar “fascista” a toda la derecha trivializa el concepto.
Estoy de acuerdo, pero estamos en un contexto en el que esto es muy evidente. Las relaciones que tienen grupos como La Pestilencia, Combatientes con Renovación Popular y Fuerza Popular ya son conocidos. Puede parecer que el fascismo nace de la nada. No es verdad. El fascismo se cultiva con discursos que fomentan prácticas y acciones. Cuando desde las tribunas legítimas dicen que hay fraude cuando es evidente que no es así y que por lo tanto el Gobierno es ilegítimo, hay gente que les creerá a esos representantes y actuará en función de esos discursos. Así es como se gesta el fascismo.