La política es negociar y concertar, pero también puede dividir. Todos recordamos la inmortalizada frase de Simón Bolívar, aquella en la que afirmaba que dos soles no pueden brillar juntos en el mismo cielo. Cuando hablamos de género en el terreno político, parece aflorar esta vieja premisa en perjuicio de la participación femenina. La última encuesta de Ipsos sobre los voceados para candidatos a la alcaldía de Lima es una muestra gráfica de lo masculinizada que está la escena electoral, donde la lista de posibles postulantes reboza de testosterona ante una solitaria excongresista Zenaida Solis, quien se muestra casi imperceptible en la casilla de otros.
Para la politóloga Paula Távara, en diálogo con La República, en el imaginario de la ciudadanía hay una idea muy masculina sobre quiénes son los líderes políticos. Advierte que esta idea no solo parte de las personas de a pie, sino que es así como funcionan los partidos en el Perú, donde los principales líderes políticos son varones, al igual que los candidatos naturales de sus agrupaciones en tiempos de campaña electoral.
“No hay una norma en el país que obligue la paridad horizontal. Si pensamos en las cabezas de lista, veremos que hay una priorización de los liderazgos masculinos y las mujeres suelen venir en el segundo lugar, en el cargo de teniente alcalde o de vicegobernadora”, declaró.
Esto no difiere mucho respecto de la campaña presidencial, en donde de 18 postulantes solos dos eran mujeres, y porque ambas eran las lideresas de sus agrupaciones. “En términos de la elección presidencial en la que tuvimos 18 candidatos, de las cuales solos dos eran mujeres, tanto Verónika Mendoza como Keiko Fujimori eran directamente las lideresas de sus partidos, y desde la conformación tampoco es que la institución haya promovido la participación. Es algo más desde el inicio”, agrega.
Por otro lado, para la politóloga Alexandra Ames todavía es muy temprano —a nueve meses de las elecciones municipales— para descartar la aparición de una candidatura femenina en los próximos comicios, pero resalta que es importante “reconocer el diagnóstico de que la participación de las mujeres es muy escasa” por el momento. Ella considera que el resultado encontrado por Ipsos puede responder a que los candidatos varones están mejor posicionados en el recuerdo de los ciudadanos, lo que puede ser un rezago de los vivido en la última campaña presidencial del 2021.
“Al no tener claridad sobre quiénes van a ser los candidatos o candidatas, el imaginario común tiende a dar nombres de políticos que ya están posicionados de alguna manera y que tienen impactos en medios. Como es evidente, el contexto hace que existan más líderes mediáticos hombres que mujeres, por lo que todavía no está en el imaginario de la gente pensar en una candidata mujer. Esto no significa que en las elecciones no vayamos a tener candidatas mujeres y tampoco que no tengan posibilidades de llegar al sillón municipal. Todavía falta bastante, hay mucho trecho por recorrer y las cosas se irán reconfigurando en los próximos meses”, comenta.
Precedente. Las movilizaciones de Keiko Fujimori por presunto fraude fueron preludio. Foto: Antonio Melgarejo / La República
El último Congreso, instalado el pasado 27 de julio, tiene el número más alto de parlamentarias mujeres en la historia de nuestro país (un 38% del total de legisladores), un dato que habla sobre los avances respecto de la participación femenina en la política, pero que encuentra sus límites cuando la norma no obliga a los partidos a promover los liderazgos de las mujeres dentro de las agrupaciones, sino a solo llevarlas en las listas electorales por debajo de las candidaturas principales.
Ante esto, Távara advierte que “en el plano normativo hubo un avance”, pero —como decimos popularmente— hecha la ley, hecha la trampa, y lo que encontramos actualmente es un gabinete ministerial que no respeta la paridad y una lista de candidatos voceados a la alcaldía de Lima copada por hombres y partidos donde los liderazgos son ejercidos desde las esferas masculinas.
“No hay obligatoriedad para que haya mujeres cabezas de lista. (…) Cuando la ley me obliga, tengo mujeres en los puestos de representación; cuando la ley no me obliga, es mucho más fácil encontrarme con gabinetes que no son paritarios y con cabezas de lista donde no hay mujeres. (…) Institucionalmente hubo un avance, que es la obligatoriedad de la paridad y alternancia ante la ley. Eso generó que este sea el Congreso con más mujeres de la historia”, señala.
En cuanto a Ames, la participación de la mujer en política es una batalla que debe ser vista de manera integral. “Urge que desde diferentes instancias se pueda promover o alentar la participación política de las mujeres en estas elecciones o futuras elecciones, y por ello es necesario establecer toda una política de género y de inclusión donde los hombres también se involucren en las tareas del hogar, también se involucren en la crianza de los niños, y todo este peso no tenga que recaer al 100% en los hombros de la mujeres al punto de que ellas tengan que limitarse sus oportunidades de participar en política activamente”, comentó a este medio.
El único y último referente que tenemos de una mujer como alcaldesa de Lima es el de Susana Villarán, un recuerdo que no es del todo grato para un buen sector de la población, pues la exburgomaestre capitalina estuvo involucrada en temas de corrupción tras culminar su gestión. Ante ello, Paula Távara advierte que en política los errores o delitos se juzgan más severamente cuando son cometidos por mujeres. Ante ello, denuncia un sesgo de género.
Susana Villarán Foto: Andina
“Si solamente habláramos de un tema de corrupción que desaliente a votar por mujeres, tendríamos que esperar que el Sr. Castañeda hiciese que nadie quiera votar por hombres. El asunto es —y eso si es real— que a las mujeres suele penalizárseles más duramente que a los hombres y a juzgárseles como género y no como persona. Que una mujer cometa un acto de corrupción va a hacer que sea mucho más duramente juzgado y hace que se piense que las mujeres son corruptas, y eso no pasa con los hombres. Sí hay un sesgo de género y un techo de estereotipos que van a hacer más difícil que haya postulantes mujeres”, advierte.
Mientras tanto, Alexandra Ames considera que el recuerdo dejado por Susana Villarán no es un motivo que desaliente el voto por una mujer, pero sí anticipa que si una candidata reúne característica que la hagan ver similar a la alcaldesa podría generarse un rechazo: “Más bien, creo que podría influir en el rechazo que podría generar una candidata relacionada a las ideas de Susana Villarán, de una izquierda más progresistas. Podrían catalogarla como alguien similar a Villarán, y esto podría generar rechazo en aquellos electores que rechazaron su gestión”, declaró.