José Ugaz responde en esta entrevista sobre la moción de vacancia que busca sacar de la presidencia a Pedro Castillo. Advierte que, si bien el Gobierno muestra deficiencias serias, no existen razones para recurrir a una figura de esa naturaleza. Añade que se perciben motivaciones ideológicas detrás de los que impulsan la destitución.
¿Se justifica la moción de vacancia presidencial?
Aunque creo que el presidente y el Gobierno están haciendo todo lo necesario para demostrar una falta de liderazgo inexplicable y una vocación para meterse cabe y hacer problemas donde ya existen suficientes, la moción de vacancia no tiene justificación, es desproporcionada, tiene detrás una motivación ideológica de quienes no aceptan un gobierno distinto a sus posiciones políticas y que lo que va a traer es mayor inestabilidad, mucho ruido, a pesar de que saben que no tienen los votos. Lo que se busca es generar una sensación mayor de desgobierno, que es lo último que necesitamos en este momento.
No es casualidad de que las bancadas que promueven la vacancia sean de los partidos que no reconocieron los resultados electorales, ¿cierto?
Eso es evidente, ¿no? Y si uno escucha el discurso de la señora Fujimori, que en la segunda vuelta aparecía como alguien que se había transformado de la noche a la mañana en alguien más razonable, dialogante y dispuesta a reconocer sus errores y sus derrotas, ahora la vemos, otra vez, absolutamente eufórica y con discursos radicales, como si no tuviera nada más que aparentar. Es el mismo caso de Renovación Popular, los extremos que no aceptan su derrota y que no van a admitir, jamás, que una posición ideológicamente contraria a ellos llegue al poder. Ese es el problema de fondo, porque, evidentemente, no estamos hablando de un gobierno terrorista. Uno puede tener profundas discrepancias con él, pero esa es la democracia.
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Si bien el triunfo electoral fue legítimo y hasta ahora no se justifica una vacancia, también es cierto que el Gobierno está demostrando incapacidades.
Incapacidades, como todos los presidentes que hemos tenido hasta la fecha, salvo los dos de transición que tuvieron que asumir en condición de crisis y que hicieron las cosas a la altura de lo que debería ser un Gobierno razonable. Lamentablemente no es la constante de lo que no toca, con candidaturas improvisadas y conglomerados -no partidos- sin propuestas para el país.
¿Cómo ve al Gobierno en la lucha contra la corrupción?
Ha sido un desastre, uno anunciado. Yo en la campaña, en una entrevista, expresé mi desconcierto con lo que iba a ser el plan anticorrupción de Perú Libre. Era un desconocimiento total de la realidad. Hablaban de crear una comisión de alto nivel, cuando ya existe. O de impedir que determinados funcionarios sancionados volvieran al Estado, que también ya funciona. Un montón de lugares comunes. Y ahora se ve una complacencia con los recurrentes nombramientos de personas vinculadas con casos de corrupción. Se han ido acercando a la persona del presidente, al punto que están a su lado.
Lo dice por el ex secretario general Bruno Pacheco.
Ojalá que las investigaciones no escalen y evidencien que el presidente no solo ha sido complaciente, sino que tenía conocimiento o un nivel de participación. Ojalá no sea así. Me parece que Pedro Castillo es una buena persona y no tengo elementos para pensar que es corrupto, pero cuando calla, no dice nada, no zanja con su secretario cuando salen sus audios ni cuando encuentran 20 mil dólares en el baño, entonces uno se pregunta qué pasa. Entiendo que quizás no le guste hablarle a la prensa, pero tiene que tomar distancia más allá de los discursos de plazuela, porque este es un tema de justicia penal.
¿Castillo podría ser responsabilizado en el caso de Pacheco si se evidencia que tenía conocimiento de algo incorrecto y no hizo nada?
Solo si es que constituye un delito de encubrimiento, es decir, si ha hecho alguna manipulación para ocultar evidencia, por ejemplo. Eso en lo penal. Pero también podríamos hablar de un encubrimiento político y eso sería igualmente grave, si es que el presidente conociendo de los hechos no zanja, no toma posición y no exige el máximo rigor en las investigaciones.
¿Qué debe hacerse con los movimientos de ultraderecha que atacan a ciudadanos?
Estos son movimientos que si no son atajados en esta etapa embrionaria van a ir en una escalada que puede ser sumamente peligrosa. Estas personas empezaron con ciertas protestas, pero de eso que es legítimo pasaron a otros niveles, que son los de la agresión y la alteración de la tranquilidad pública. Estuve cuando llegaron a la presentación del libro del expresidente Sagasti y vi el nivel de violencia. Y lo que hemos visto hace dos días con el señor Lescano ya excede los límites, ya hay violación de domicilio, incluso, y han golpeado personas. Corresponde a la Policía hacer inteligencia. Ya están identificados esos líderes y hay que ponerles la ley por delante.
A eso iba. Ni siquiera es que se necesite una gran investigación: actúan al aire libre, se publicitan en redes. Sorprende la paciencia de las autoridades.
Es total inacción y que solo puede obedecer a dos motivos. O hay un temor a la reacción política si se les interviene, porque pueden salir a decir que se persigue a la oposición, lo cual es absurdo. O se trata de una incompetencia cómplice que lo que deja es que estos grupos operen y agredan. Están sus fotos. Algunos de ellos incluso están siendo investigados y debería imponérseles las medidas cautelares y si incumplen deben ir a prisión preventivamente.