“Mi general, lo felicito por el trabajo policial. Nunca pensé que me iban a atrapar, buen trabajo, general”, dijo con ironía y una sonrisa nerviosa el excongresista Edwin Donayre Gotzch, dirigiéndose al director de la Policía Nacional, comandante general PNP José Lavalle Santa Cruz. Sucedió cuando Donayre fue subido a un helicóptero policial en la Escuela de Sub Oficiales de Puente Piedra, distrito donde había sido detenido, y fue conducido al Ministerio del Interior, en San Isidro.
“Solo le digo, general, que soy inocente, la justicia conmigo ha sido inquisitiva. Soy un varón y voy a asumir mi responsabilidad. No quiero dañar más a mi familia", añadió.
Donayre pasó a la clandestinidad hace medio año desde que la Segunda Sala Penal Liquidadora de la Corte Suprema de Lima ordenó su ubicación y captura. Desde entonces se tejieron especulaciones sobre su paradero. Se rumoreó que estaba escondido en la Villa Militar, en Chorrillos, y en el cuartel Los Cabitos, en Ayacucho.
El miércoles 22 de octubre, un dato revelador llegó a oídos de los agentes de la Dirección de Inteligencia (Dirin). La información decía que Edwin Donayre estaba escondido en la casa de un familiar de una de sus empleadas de confianza en el despacho del Congreso. La vivienda está ubicada en el distrito de Carhuaz, Áncash.
Donayre está condenado a 5 años por peculado al ser hallado responsable de la sustracción de gasolina cuando ejercía como jefe de la Región Militar Sur, 2006.
Hasta ese lugar los agentes de la Dirin se trasladaron e iniciaron vigilancia y trabajo de campo, logrando ubicar tres inmuebles donde podría estar escondido. Disfrazados de ropavejeros e indigentes, uno de los detectives se percató que entre la basura que salía de uno de los inmuebles había una bolsa pequeña de medicamentos para diabetes, enfermedad que padece Donayre. También hallaron manuscritos en tinta azul. Entonces los agentes de la Dirin emularon a sus colegas del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), que rescataron de los desperdicios anotaciones que luego determinaron pertenecían a Abimael Guzmán. “Magnesio, siempre joven, 2 gramos cada mañana con jugo”, decía el papel.
Luego de una pericia grafotécnica, el resultado positivo para la grafía particular de Donayre. ¡Bingo!
Pero, cuando los agentes de la Dirin trataron de intervenir la casa, se dieron con la sorpresa que Donayre había escapado. El prófugo no contó que una interceptación telefónica policial logró captar una conversación a uno de los familiares de su empleada. Era la voz de Donayre que decía “Me están vigilando, está peligroso, mejor vengan a Puente Piedra”, dijo Donayre.
Inmediatamente los agentes de la Dirin ubicaron que, desde una cabina telefónica de una bodega ubicada frente de la comisaría de Puente Piedra, Edwin Donayre se había comunicado con sus colaboradores.
Dos días de seguimiento y con ayuda de las cámaras de seguridad de la municipalidad, se ubicó a Donayre cuando se desplazaba hacia la plaza de armas. Uno de los agentes de la Dirin que le seguía los pasos lo reconoció e inmediatamente lo intervino. Donayre no opuso resistencia. Llevaba una peluca en una mochila.
A pesar de que mostraba un rostro de preocupación, el general Edwin Donayre, con la chispa que lo caracteriza, no dejaba de hacer bromas. “¡Buena muchachos! Si me agarraron es porque son buenos", les dijo. Le correspondería cumplir la condena en el penal de Ancón.
- Al mando. El jefe del Grupo Especial de la Dirección de Inteligencia de la PNP (Dirin), comandante PNP Luiggi Villafuerte Rivero, fue quien encabezó la operación para ubicar y capturar a Edwin Donayre.
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