Las cosas como son en un país metido en el fango., Más allá de la relevancia de los ‘pepeaudios’ para entender la crisis específica del proyecto minero de Tía María, estos son tremendamente relevantes para adentrarse mejor en el conocimiento de cómo ‘funcionan’, realmente, muchas cosas en el Perú. No hay duda de que lo que se dice en una conversación que se registra en un audio debe ser sometido a comprobación tanto por el periodismo como por la instancia judicial, pues nunca faltan los fanfarrones. Pero también, como los peruanos aprendimos con los Vladivideos, se dicen verdades que nunca se dirían en público pero sí en conversaciones privadas que se asume que quedarán en la reserva, pero que, cuando se difunden, ayudan a entender cómo funcionan algunas personas y las instituciones a las que representan, es decir, las cosas como son. Si se comprueba lo que se dice en la conversación revelada por Willax TV entre el dirigente político Pepe Julio Gutiérrez y el abogado Jesús Gómez Urquizo, quien actúa en el diálogo como enlace de la empresa Southern, se podría concluir que estamos ante una expresión más de cómo funcionan las cosas en el Perú. O, más bien, de cómo no funcionan, porque una sociedad en que la corrupción se vuelve instrumento de fluidez de las relaciones institucionales y personales, es un desastre de la que nada bueno saldrá, por más que en el corto plazo la apuesta por el atajo acelere los procesos. Si fuera cierto lo que se escucha en los ‘pepeaudios’, tendríamos, primero, a un dirigente político que moviliza a la población para obtener un beneficio particular, en este caso alrededor de US$ 1.5 millones que deberá repartir entre sus colegas. ¿Qué pueden hacer los dirigentes políticos honestos –que los hay en todos los partidos– frente a pobres diablos que prostituyen la política? Si fuera cierto lo que se escucha en los ‘pepeaudios’, tendríamos, segundo, a una empresa dispuesta a pagar coimas bajo la mesa para solucionar problemas creados o reales para su actividad empresarial. ¿En cuántos sectores es ‘normal’ hacer estos pagos? ¿Qué pueden hacer las empresas honestas –que las hay en todos los rubros– para evitar que algunas prostituyan al país? Y si fuera cierto lo que se escucha en los ‘pepeaudios’, tendríamos, a una jueza corrupta que convalida este pacto bajo la mesa. ¿Qué puede hacer la sociedad frente a jueces, fiscales, alcaldes, policías, parlamentarios, periodistas, entre otros, que están dispuestos a prostituirse al mejor postor? Así parece que están ‘funcionando’ las cosas en el Perú. ¿A algún candidato presidencial le interesa cambiarlas? ¿Cuántos aspiran a llegar a Palacio de Gobierno solo porque son piezas de este gran burdel?