Teorías estrambóticas del auge y caída del fujimorismo.,Más allá del intento de censurar a Daniel Salaverry, lo más relevante de lo que ocurre en el congreso en estos días es el colapso del fujimorismo, con expresiones como la fuga masiva en su otrora poderosa bancada parlamentaria, la prisión de Keiko Fujimori y de la cúpula directiva, y el total desprestigio ciudadano de FP. Luz Salgado, una de las pocas fujimoristas que ha sido protagonista naranja desde que Alberto Fujimori fundó Cambio 90 a fines de los ochenta, dio una explicación ayer a las 7 am en RPP que hizo creer que Los Chistosos habían cambiado de horario: “Sabíamos que, siendo una bancada muy numerosa, nos iban a mermar poco a poco. Analistas y politólogos deben hacer un estudio”. Ciertamente, historiadores y académicos de la ciencia política estudiarán en el futuro el auge y caída de FP tras recibir un tremendo poder en la elección 2016 que dilapidó en solo dos años, aunque, además de politólogos, serán necesarios criminólogos, fiscales, jueces y psicólogos para entender este fracaso tan estridente. Más allá de la teoría de Salgado con una ausencia total de autocrítica y en la que toda la responsabilidad es de externos, es evidente la contribución de los propios dirigentes del fujimorismo en el colapso del partido. Empezando por Keiko Fujimori, quien demostró que no estaba preparada para ejercer un liderazgo a favor del país –ni de su propio partido– y que no pudo vencer a la pataleta y la sed de venganza como patrón para hacer política, debido a su frustración por no ganar dos veces la presidencia. En su caso se cumple la frase de Nelson Mandela de que “el resentimiento es como beber veneno y esperar que este mate a tus enemigos”. FP también se hundió porque Keiko Fujimori se rodeó de un grupo francamente impresentable, incluyendo una bancada que parece sacada del desagüe, y sobre la que José Chlimper debería explicar la selección que él personalmente hizo. Pero es un grupo también delincuencial, desde pirañitas hasta congresistas que convirtieron a su curul en sucursal de su estudio jurídico. FP se jodió porque no apostó por el país sino por su interés particular y el de su bolsillo; porque se llenó de mediocres y de pericotes; porque solo usó el músculo que la elección le dio pero no el seso; porque se puso al servicio del Apra; porque apostó siempre por el atajo en vez del cumplimiento de la ley; y porque se pasaron oyendo a escribas, blogueros y politólogos que celebraban y justificaban su prepotencia y su vulgaridad.