Francisco Vidal Estudiante de Periodismo de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Miembro del equipo Pastoral de la misma universidad.,Los jóvenes, agentes de cambio en la política actual Nuestro país se encuentra inmerso en grandes escándalos políticos que reflejan una realidad bastante dura. Se ha vuelto común escuchar en las calles, en alguna conversación con familiares o amigos frases como “todos los políticos son corruptos”, “no hay justicia en este país”. Como respuesta a este contexto, el domingo pasado asistimos a las votaciones para el referéndum. Los resultados del proceso electoral fueron motivo de alegría, al hacerse más patente la posibilidad de frenar la corrupción dispersa en el aparato estatal. Pero los cambios que se aproximan tras los resultados del referéndum, como la no reelección inmediata de congresistas, entre otros; exigen también un mayor compromiso por parte de los ciudadanos, pero sobre todo de la juventud. Crece la necesidad de tener nuevos líderes políticos, preparados para asumir cargos públicos, desde una perspectiva más humana y plural, con un sentido concreto de ciudadanía. La conocida frase “los jóvenes son el futuro del país” tiene vigencia, ahora más que nunca. En la Jornada Mundial de la Juventud 2013, el Papa Francisco dio un mensaje a los jóvenes que se sintetiza en su expresión “¡Hagan lío!”. Hacer lío de forma libre y responsable, siendo actores de lo que pasa en la sociedad y no quedándonos “balconeando” la vida. Eso sí, yendo al encuentro con el otro, llevando esperanza a los demás. Sobre todo a quienes son vulnerables y han sido olvidados por nuestras autoridades. PUEDES VER: Violencia contra la mujer, un asunto de derechos humanos El año pasado la pobreza en nuestro país creció por primera vez en este milenio, aunque el hecho pasó desapercibido en medio de la alegría del retorno al Mundial de fútbol y la indignación por los escándalos políticos del día a día. Según la Encuesta Nacional de Hogares - ENAHO del INEI, la tasa de pobreza se elevó un punto porcentual, pasando del 20,7% al 21,7% de la población. Pero no es lo mismo leer las cifras que toparse con la pobreza cara a cara. Salir a las calles, ir más allá de nuestra “zona de confort”, es esencial para poder comprender y conocer la realidad de nuestro país. Hubo dos experiencias pastorales que marcaron mi vida. En el año 2015, durante mi preparación para recibir el Sacramento de la Confirmación, tuve la oportunidad de ir de misiones a Cajamarca junto al Colegio Santa Ana de Lima. Este año, como catequista de confirmación de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, participé en la actividad “Orar en la calle”, donde pude conocer Jicamarca, una localidad que limita con el distrito de San Juan de Lurigancho y con Huarochirí. En ambas experiencias pude ver de cerca las condiciones de vida de muchas personas, donde la pobreza asoma en muchos hogares. En cada rostro, ya sea de un anciano, una niña, un niño, o una madre, se reflejaban las ganas de salir adelante a pesar de las adversidades y del poco interés por parte del Estado en aquellos lugares. Al chocarse con esta realidad, surge en uno la duda de cómo poder contribuir para mejorar la calidad de vida de estas personas. Estoy seguro que si como jóvenes nos hiciéramos más seguido este tipo de preguntas, nuestra sociedad tendría una gran posibilidad de mejora. Como jóvenes, está en nuestras manos asumir esta tarea. No tengamos miedo de incursionar en un escenario político que requiere más que nunca de nuevas voces, voces bien preparadas. La situación política actual y el referéndum suponen en definitiva un reto para la juventud. ¿Qué deberíamos hacer? Tomar el riesgo de salir de la comodidad del hogar, prepararnos como profesionales éticos y competentes, atrevernos a ser audaces y asumir nuevas responsabilidades. Si alguna enseñanza nos ha dejado el referéndum es que no es utópico creer que podemos hacer algo para mejorar. Y mejorar nos concierne a todos, especialmente a quienes buscamos cambiar la historia. Cambiarla para beneficio de los más desfavorecidos. Ello es parte de ser ciudadanos, es parte de ser humanos. Como dijo el escritor romano Terencio muchos años atrás: “nada de lo humano me es ajeno”. ------------------------------------------------------ Redacción: La Periferia es el Centro. Escuela de Periodismo - Universidad Antonio Ruiz de Montoya