No tiene caso insistir sobre la manera en que esas personas entienden el servicio al país: matar, chancar, joder a los jueces y fiscales que los están arrinconando.,Una cosa es segura: no volveremos al statu quo ante. En estos precisos instantes se libra una durísima batalla contra la corrupción enquistada en el Poder Judicial y el Legislativo. Todos sabemos que esos no son los únicos antros donde anida ese enemigo mortal de la democracia. De hecho, corroe buena parte del funcionamiento de nuestra precaria sociedad. Desde las mayores transacciones empresariales –Odebrecht es el ejemplo emblemático de estos tiempos–, hasta los más pequeños intercambios entre funcionarios y ciudadanos de a pie. O entre los propios integrantes de la sociedad civil –¿con o sin factura o boleta?–. Pero los escenarios arriba citados son aquellos en donde se juega, estos días, el destino de la patria (perdonen la solemnidad). IDL-Reporteros, ese equipo al que tanto le debemos y al que debemos apoyar hasta el final, ha revelado el chat La Botica entre congresistas de Fuerza Popular y su jefa, Keiko Fujimori. No tiene caso insistir sobre la manera en que esas personas entienden el servicio al país: matar, chancar, joder a los jueces y fiscales que los están arrinconando. Salta a la vista su desesperación y también la incomprensión de lo que les está ocurriendo: ¿en qué momento perdieron el control omnipotente? La renuncia del congresista Petrozzi a FP es una de esas señales de descomposición. Se tomó su tiempo, pero por lo menos tuvo la franqueza de explicar el motivo de su tardanza: miedo. Si ahora puede escapar, es porque el miedo ha disminuido, se colige. Otra señal menor pero relevante, es la entrevista telefónica que le hace el periodista Pedro Paredes, de Radio Exitosa, a Karina Beteta a propósito del citado chat. La congresista pretende negar lo evidente y, para sorpresa general, Paredes se le planta con firmeza y la confronta. Lejos de dejarse atarantar, se indigna por la falta de respeto a la inteligencia de quienes leemos esos planes de aniquilar a José Domingo Pérez. Al ver la inutilidad de intentar razonar con la congresista, da por terminada la llamada y comenta al aire con su productora acerca de la necesidad de un psiquiatra. Lo interesante es que no se refiere a la entrevistada sino a sí mismo. Irónicamente observa que debe tener un grave problema mental, o por lo menos de comprensión lectora, pues la representante fujimorista niega que, por ejemplo, frases tan explícitas como “vamos con todo contra Domingo Pérez (sic)” de Becerril, significa que hay que ir con todo contra Domingo Pérez. Las redes no han dejado pasar el contraste entre esa actitud digna, con la entrevista que le hicieran Armando Canchanya y Raúl Vargas a Keiko Fujimori en RPP. De un lado el respeto a los radioescuchas y la verdad, del otro la sumisión y zalamería con una persona sobre la cual pesan graves sospechas de ser parte central de una trama corrupta. Es interesante que el breve tiempo que estuvo en el aire Paredes con Beteta, haya sido tan impactante. Como en el juego de Jenga, el castillo se está desmoronando.