Que Vizcarra haya encontrado en el tema un caballo de batalla para establecer su independencia como gobernante ha sido una ingrata sorpresa para FP.,La frase de Keiko Fujimori sobre un Martín Vizcarra mal aconsejado es un llamado de atención sobre dónde está el poder. Es una reconvención suave, que busca mantenerse dentro de los buenos modales. Pero a la vez tiene resonancias amenazantes: Fuerza Popular seguirá usando a full el peso de sus 70+ parlamentarios, también en el caso de la publicidad estatal. El lanzamiento de la Ley Mordaza intenta humillar al Ejecutivo y establecer de una vez por todas la primacía del Congreso. Además busca ajustarle las clavijas a una prensa dedicada a revelar las inconductas de la mayoría parlamentaria en diversas áreas. No fue pensada como una declaratoria de guerra, sino más bien como una victoria final. Que Vizcarra haya encontrado en el tema un caballo de batalla para establecer su independencia como gobernante ha sido una ingrata sorpresa para FP. De paso, aunque esa no fuera la intención, la respuesta de Vizcarra puede ser leída como un apoyo a algunas de las revelaciones de la prensa independiente en diversos temas. La caída de PPK tiene que haberse visto por FP como un triunfo, pero efímero y muy a medias. Pues la llegada de Vizcarra creó también algunas obligaciones, como cuidar un orden democrático salvado de las fauces del caos, participar en un tácito acuerdo de gobernabilidad, y moderar los exabruptos matonescos de la mototaxi. Sin embargo pronto se reveló que esas obligaciones, aceptadas a desgano, no estaban produciendo el menor avance en las encuestas. La buena voluntad de Vizcarra y de su primer ministro no sirvieron para calmar el ánimo antifujimorista. La resistencia de Vizcarra a la Ley Mordaza terminó de colmar aquella impaciencia. Que el disgusto de FP haya sido transmitido por una cuidadosa frase de Keiko Fujimori, y no por un brote de despropósitos desde el corazón de la bancada, podría ser indicio de cierto cuidado frente al orden político vigente. Además de cierta renuencia a encargarle a la mototaxi las tareas políticas más delicadas de esta hora. Cabe añadir que en lo de la publicidad estatal Vizcarra no está siendo ni bien ni mal aconsejado. Simplemente está intentando sobrevivir frente a una puñalada trapera contra su autoridad como mandatario. No está declarando la guerra. Está buscando una negociación.