Mucho pan para tan poca jamonada en alcaldía de Lima.,Sin dejar de reconocer que algunos candidatos son personas valiosas y con experiencia, es evidente que 21 candidatos al municipio de Lima constituye una avalancha que no habla bien de la política peruana. No debiera ser tan sorpresivo, sin embargo, si se tiene en cuenta que en 1993 hubo 38 candidaturas al sillón municipal de Lima, pero sí es casi una duplicación con relación a las trece agrupaciones que en la elección pasada, la del año 2014, postularon a ese puesto. Ahora estos 21 buscan reemplazar en el municipio de Lima a Luis Castañeda Lossio, cuyo tercer mandato ha sido uno de los más lamentables y oscuros que se recuerde en la alcaldía de la capital del país. Y con 21 candidatos hay, sin duda, para todos los gustos y colores, desde el hijo del ex alcalde de Lima, varios alcaldes de distritos de la capital, ex funcionarios –ministros, viceministros, regidores, policías, ex congresistas– y un ex alcalde de la capital. Hay de todo pero un rasgo del proceso será la gran cantidad de postulantes, algo que expresa varios problemas. El primero es la debilidad de los partidos políticos que van perdidos en el montón. A diferencia del Apra, que no postulará en una plaza en la que tradicionalmente le va mal, sí lo hará Fuerza Popular con un candidato que todavía no levanta en una elección en la que también le ha ido mal en el pasado. En realidad, hasta ahora ninguno de los candidatos ha podido alzar vuelo. Las encuestas todavía no registran alguna candidatura que se haya despuntado y el pistoletazo inicial encontrará a un pelotón amplio de corredores que tratarán de abrirse paso a codazos al comienzo de la competencia con el fin de hacerse notar tempranamente y convocar la simpatía del elector. Eso probablemente ocurrirá en el período entre el final del mundial de fútbol y las fiestas patrias. Lo deseable sería que para inicios de agosto la amplia lista de candidatos se haya depurado debido a que los que no alzaron vuelo entonces se retiren, permitiendo una competencia con un número menor que facilite el proceso de selección de candidatos por parte del elector. Y, también, por supuesto, que se discutan ideas y planes para ordenar y hacer más vivible una ciudad linda pero caótica. El problema para el elector será cómo identificar plantes en esta jungla de postulantes, empezando con ¿cómo se puede armar un debate que sea útil y hasta viable entre 21 candidatos?