¿Cómo un hombre que encabeza el nivel ejecutivo del gobierno, un hombre que lidera ejecutiva y políticamente el gobierno puede ceder de manera tan rastrera ante lo que más daño le ha hecho y sigue haciendo al país: gente con vínculos delictivos, delincuentes procesados, acusados o denunciados, gente sin ninguna preparación, pero peor aun sin ninguna intención de hacer algo auténticamente por aquellos a quienes dice servir, a quienes debería servir. ,Ser peruano es un desafío enorme pero no por ser hierba nacida en esta extensa, multidiversa y nutrida tierra, sino porque tenemos tantos pendientes sociales, de tal implicancia estructural que no hay forma de que resolvamos ninguno de ellos si no es a través de largos procesos. El problema es que no hay quién inicie nunca esos procesos porque llevamos décadas teniendo un menú político miserable, de gente miserable a la que le importa nada las vidas y desventuras del peruano. Gente canalla que ha hecho de la función pública un indigno oficio de permanente saqueo del país. Hemos pasado de los malhechores solapados, a los desvergonzados lavadores de dinero involucrados con el narcotráfico, mafias de la peor estofa, del narco, la minería, la industria, los lobbies descarados, de la cutra internacional, global y local. Escucho a César Villanueva (el título de primer ministro le va quedando grande) decir en el Congreso, ante la horda de delincuentes que lo puebla, que el anti le ha hecho mucho daño al país y me dan arcadas del asco, de la náusea. ¿Cómo un hombre que encabeza el nivel ejecutivo del gobierno, un hombre que lidera ejecutiva y políticamente el gobierno puede ceder de manera tan rastrera ante lo que más daño le ha hecho y sigue haciendo al país: gente con vínculos delictivos, delincuentes procesados, acusados o denunciados, gente sin ninguna preparación, pero peor aún sin ninguna intención de hacer algo auténticamente por aquellos a quienes dice servir, a quienes debería servir. La perversión a la que todos los canallas de la función pública han llevado la praxis política es tal, que Villanueva y Vizcarra están convencidos de que eso es hacer política, están seguros de que eso es ser un “buen político”: someterse a la fuerza destructiva del fujimorismo porque creen que es su mejor apuesta para permanecer en el poder. Villanueva y Vizcarra validan con ello la extirpación de lo ético en la práctica política. Ciertamente es muy difícil maniobrar políticamente teniendo como contraparte a una mafia legalizada, pero son ellos, los líderes políticos, los que tienen el poder mayor de las riendas del país, quienes tienen la mayor responsabilidad y recursos para cambiar el curso de las cosas, de nuestra historia. ¿Qué es ser verdaderos políticos? ¿Qué es hacer justicia a ese término? Es liderar la Politeia, el espacio en el que se intersectan el gobierno y sus ciudadanos. Los antiguos griegos tenían muy bien estudiados los factores que debían convergir para que un pueblo, ciudad, país, pudiera ser próspero. La educación era una de las claves. Y lo penoso es que ya lo sabemos. Sabemos que un pueblo mejor educado defenderá mejor sus derechos, ejecutará mejor sus obligaciones, vigilará más escrupulosamente lo que hacen sus gobernantes. Lo sabemos y sin embargo, gobierno a gobierno, todos se llenan de otras prioridades y dejan la educación a la deriva. No es casualidad, y eso también ya lo sabemos. Pero seguimos dejando que nos violen, que nos trasquilen, que nos saqueen. Necesitamos sumar más fuerzas para combatir a estos gobiernos sucesivos de la peor calaña de gente cada vez más decadente. Debemos empezar o no será nunca. O no seremos nunca libres de su opresión. Los griegos denominaban al gobierno de los peores Kakistocracia, de kakos que es lo malo, lo sórdido, lo perverso e innoble. ¿Qué beneficio tiene para el Perú que Villanueva y Vizcarra se extiendan como felpudos para que Chacones, Tubinos, Becerriles, Ramírez, Vierias, Betetas, Bartras y demás kakistócratas les pasen por encima? ¡Ninguno! Ningún beneficio más que guardarse mutuamente intereses de poder. Hace unos días tuve que ver un documental con un auditorio de 30 personas en el que la única peruana era yo. El documental de dirección estadounidense recoge la experiencia de la compra de las laptops OLPC (One Laptop Per Child o una laptop por niño) que se hizo en el gobierno de García sin ningún plan pedagógico ni de entrenamiento serio a los profesores que impartirían las clases a niños de sierra y selva que las recibirían, profesores que no habían tenido contacto con computadoras, o muy mínimo. El Perú pagó 200 millones de dólares por 800.000 computadoras en fase de prueba en el mundo (fuimos conejillo de indias) que fueron a parar a lugares donde en muchos casos no había ni electricidad ni internet. El ministro Chang, de Educación, hizo aprobar la compra con los técnicos de su universidad que obtuvieron un contrato de capacitación (https://goo.gl/LSbNCK). Qué vergüenza sentí ver retratada en ese filme la síntesis de nuestra desgracias: niños peruanos ilusionados con un aparato que al final les sirvió de poco o nada, mientras unos cuantos engordaron sus bolsillos porque nos gobiernan hace tiempo los peores, los que solo piensan en términos de poder y dinero. Esos para quienes los peruanos son solo una montaña de 30 millones de cuerpos que pisotear, moler y saquear. Villanueva y Vizcarra no los detendrán, es más, los sostienen.