El Tribunal Constitucional puso fin a la abusiva prisión preventiva que se dictó contra Ollanta Humala y Nadine Heredia. Neta demostración de autonomía frente a la concertación política y mediática que había convertido al ex presidente y su esposa en chivos expiatorios de todos los males del país.,Antes aún del voto de confianza al Gabinete Villanueva, pero ya con una situación nacional menos crispada, nos han llegado tres noticias relevantes. Primera: el Tribunal Constitucional puso fin a la abusiva prisión preventiva que se dictó contra Ollanta Humala y Nadine Heredia. Neta demostración de autonomía frente a la concertación política y mediática que había convertido al ex presidente y su esposa en chivos expiatorios de todos los males del país. No hay que olvidar que su satanización fue la “condición” para que la mayoría aprobara el voto de confianza al primer gabinete de PPK. Ahora, como corresponde a una sociedad civilizada, serán los tribunales judiciales quienes decidan sobre la inocencia o culpabilidad del expresidente y su esposa. Segunda noticia: las protestas en Nicaragua y la eventual constitución de una mesa de diálogo entre el gobierno pretendidamente perenne de Daniel Ortega y una oposición que ha sido numerosas veces escamoteada y maltratada. Las manifestaciones masivas, cruentamente reprimidas, coincidieron con la entrega del Premio Cervantes al escritor Sergio Ramírez, quien había sido vicepresidente de Ortega, cuando Ortega no se había convertido en el émulo de Somoza que es ahora. Por cierto, Ramírez pronunció en su premiación un discurso particularmente hermoso y elocuente. Reivindicó al país de poetas, que es su Nicaragua, e hizo vibrante elogio de la lengua de Miguel de Cervantes y Rubén Darío. En los estantes de muchos latinoamericanos se conserva el libro autobiográfico de Sergio Ramírez, Adiós muchachos, en el que se despide de la esperanza que fue la Revolución Sandinista. Ojalá en Nicaragua sí haya espacio y tiempo, para el diálogo y para una transición pacífica en la que todos los nicaragüenses tengan lugar. Y ojalá Nicaragua, país pequeño en la geografía, reciba la atención internacional que corresponde a su grave situación interna. Tercera: transcurridos 65 años desde la Guerra de Corea, hoy estamos ad portas de la desnuclearización de la península y un Acuerdo de Paz que reemplace el armisticio de 1953. Luego de las reunificaciones ya logradas de Alemania, Viet Nam y Yemén, Corea queda como asignatura pendiente principal del fin de la Guerra Fría. Aquella guerra, que favoreció las exportaciones peruanas en la época del General Odría, dejó la cicatriz de una tierra de nadie que acaban de cruzar, literalmente de la mano, los dos presidentes coreanos. Hay que felicitar a los coreanos de ambos lados del paralelo, por supuesto, pero también, cómo no, al presidente de Estados Unidos, y al de China. Todos han contribuido a esta victoria de la paz.