Marx fue un hijo pleno de la sociedad industrial y se convirtió en su mejor intérprete y crítico.,Carlos Marx, cuyas ideas han influido como pocas en la historia de la humanidad, nació en Treveris, Alemania, el 5 de mayo de 1818. El mundo al que Marx llegó estaba inmerso en muy profundos cambios económicos, políticos y sociales. Con la gran revolución francesa de 1789 las ideas de la Ilustración se difundieron, sentando las bases para la emergencia de la democracia moderna. Éstas fueron llevadas en ocasiones autoritariamente, por las campañas militares de Napoleón para conquistar Europa, hasta su derrota final en Waterloo, en 1815. La invasión de la Península Ibérica por las fuerzas napoleónicas en 1807 y la destitución del monarca reinante provocaron una crisis de legitimidad terminal. La soberanía del reino del cual Perú formaba parte se encarnaba en el cuerpo del soberano y este estaba cautivo en poder de los franceses. Al no reconocer a estos como gobernantes legítimos, con el rey depuesto, posiblemente para siempre, el poder había quedado vacante. Se abrió el ciclo de las guerras de independencia en América Latina. El sistema capitalista mundial que surgió en el siglo XVI tenía un carácter mercantil. Gracias a los descubrimientos geográficos, la conquista y colonización se creó un mercado mundial, se impuso una división planetaria del trabajo, con México y Perú produciendo el oro y la plata que permitirían la enorme expansión de los intercambios mercantiles característicos de esta fase del capitalismo, Centroamérica y las Antillas fueron especializadas en los cultivos agroindustriales, África a su vez fue convertida en un cazadero de mano de obra esclava y Europa aseguró su hegemonía al reservarse la producción manufacturera. Ese orden mundial llegó a su límite en el siglo XVIII y una nueva fase, el capitalismo industrial, vino a remplazarlo. Con la revolución industrial británica se desplegaron fuerzas productivas antes no soñadas, se impuso la hegemonía de la sociedad urbana sobre la rural y aparecieron nuevos actores sociales: la burguesía y el proletariado. Un año antes del nacimiento de Marx la caballería británica cargó en Manchester contra una manifestación de 65,000 trabajadores textiles que, aparte de sus reivindicaciones laborales, reclamaban que los de abajo también tuvieran representación en el parlamento. La fábrica, uno de los más grandes aportes de la revolución industrial, había transformado profundamente el mundo del trabajo, desatando una revolución en la productividad que cambiaría rápidamente la forma de consumo y de vida de cientos de millones de humanos. La forma de producir dominante anterior, en el feudalismo, era la pequeña unidad productiva individual-familiar (parcela manejada por la familia en el campo, pequeño taller artesanal en la ciudad). Con la gran revolución industrial surgieron las grandes unidades productivas. La fábrica que surgió hacia fines del siglo XVIII era una unidad productiva constituida por decenas, primero, cientos, miles y decenas de miles de trabajadores, después, asociados orgánicamente en la producción, actuando al unísono de tal manera que el producto final era el resultado no del trabajo de una persona (como sucedía en la producción artesanal) sino de la combinación del trabajo de miles de personas que actuaban como si fueran un único trabajador colectivo. La producción industrial era social por su naturaleza. Al articular a los trabajadores, al mismo tiempo, creaba colectivos de cientos de miles de personas que tenían reivindicaciones comunes (derecho al trabajo, control de la jornada, condiciones sanitarias, seguridad, derechos laborales), que coexistían día a día lo largo de décadas trabajando juntos, articulados orgánicamente desde la fábrica, y que junto con sus demandas podían identificar enemigos comunes a los cuales enfrentar para lograr sus reivindicaciones (el personal técnico, los capataces, gerentes, propietarios, etc.). Estas características convertirían a los trabajadores de la sociedad industrial en el sujeto político por excelencia de la política como esta existió durante el siglo XX: la política de masas. En 1818 un barco a vapor, el Savanna cruzó el Océano Atlántico. Las locomotoras conquistaban los continentes. Ese mismo año se publicó el libro de una joven escritora inglesa de 19 años de edad, Mary Shelley, Frankenstein, o el Prometeo moderno, la primera gran crítica romántica a la sociedad industrial y sus promesas y su primera gran distopía. Los trabajadores fabriles se agrupaban y eran reprimidos en Inglaterra. Italia y Alemania vivían revoluciones en pos de la unificación nacional. En América Latina en 1818 las luchas por la Independencia entraban en su fase final. Marx fue un hijo pleno de la sociedad industrial y se convirtió en su mejor intérprete y crítico. A dos siglos de su nacimiento sus ideas, cuya muerte ha sido anunciada infinidad de veces, siguen despertando pasiones y suscitando debates. Hablaremos de ellas.