Hay decisiones judiciales que envilecen a la justicia.,Los fallos judiciales se deben cumplir, sin duda, pero ello no impide el derecho a criticarlos, y aunque es evidente que para analizar una sentencia se debe conocer bien el expediente, tengo la sospecha de que varias de las prisiones preventivas que se vienen otorgando como pan caliente en estos días, son motivadas por razones subalternas. Las motivaciones pueden ir desde un espíritu de venganza por encargo, hasta un afán de notoriedad del magistrado que pretende hacerse famoso metiendo presa a la gente y sintiéndose orgulloso de ser un ‘canero’. Esto es particularmente penoso en un contexto en el que eso de ‘justicia que tarda no es justicia’ le interesa un pepino al sistema judicial peruano, incluyendo a esos fiscales que piden prisión preventiva sin tomarse la molestia de formalizar una acusación. Y esa demora para alcanzar una sentencia -de condena o de absolución- mientras la gente espera en la cárcel, es un grave problema de la mayoría de internos peruanos, incluyendo casos notorios que van desde los del ex gobernador de Áncash César Álvarez hasta Martín Belaunde, u otros dos que en estos días producen la legítima sospecha de que las decisiones del juez son erradas. Se trata del mismo juez: Richard Concepción Carhuancho, del primer juzgado de investigación preparatoria, quien parece haber encontrado en el reparto de prisiones preventivas a gente que le puede dar notoriedad, su propio trampolín a la fama con el apelativo de ‘canero’. Un caso es el de los ex ejecutivos de la empresa Graña y Montero, José Graña Miró Quesada y Hernando Graña Acuña, a quienes les ha establecido una prisión preventiva de 18 meses en condiciones no solo muy duras, sino desiguales frente a casos que se observan como parecidos, como son los de Fernando Camet (de JJ Camet) y José Castillo Dibós (de ICCGSA), para quienes sí se dispuso la liberación para que sigan el juicio con comparecencia simple. El otro caso de prisión preventiva de estos días, que también tiene todos los indicios de arbitrariedad, es el del ex presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia, gracias a la decisión del mismo juez Concepción Carhuancho, y que debiera ser corregida cuanto antes por el TC. Las ordenes de prisión preventiva, cuando es bastante obvio que no se cumplen las condiciones para impartirlas –sólidos indicios de culpabilidad, riesgo de fuga, capacidad de destruir pruebas- son decisiones de los jueces llamados ‘caneros’ que solo envilecen y denigran a la justicia.