No ha habido, pues, un retorno triunfal de Alberto Fujimori, y por tanto tampoco una migración de lealtades o expectativas hacia él.,La encuesta GfK de ayer es ilustrativa sobre lo que puede estar sucediendo con el alma del fujimorismo. Los que votaron por Keiko Fujimori todavía prefieren a Keiko Fujimori, por un cómodo margen. En unas hipotéticas elecciones para nuevo líder ella obtendría más del doble que la suma de su hermano Kenji y su padre Alberto. No ha habido, pues, un retorno triunfal de Alberto Fujimori, y por tanto tampoco una migración de lealtades o expectativas hacia él. Puede atribuirse a sus problemas con el indulto, o una imagen de decrepitud que dificulta verlo como líder o como candidato. La encuesta sugiere que hasta ahora Keiko Fujimori ha sobrevivido al indulto, con algo de yaya. Aun así, Alberto Fujimori no parece totalmente descalificado entre los que votaron por Keiko. La empata en la pregunta sobre sensación de liderazgo, y parece funcionar como una suerte de alternativa al hijo Kenji. Pero la mitad de estos encuestados lo ve entrando al desván de los llamados líderes históricos. Kenji Fujimori es más popular en las preguntas hechas al público en general (donde casi 50% votó por su hermana en la segunda vuelta del 2016). Allí la ventaja sobre la hermana es consistente en una diversidad de temas. Esto abre la cuestión de qué significa simpatizar con Kenji Fujimori para quienes no son fujimoristas. Por lo pronto se puede ver que el fujimorismo encuestado prefiere a Alberto Fujimori frente a su hijo, una consecuencia natural de la popularidad interna de la hija. En cambio la encuesta general prefiere a Kenji, algo que hoy tiene visos de ser una respuesta esencialmente antifujimorista. Las cifras de Kenji Fujimori entre los votantes fujimoristas son menores, pero de ninguna manera equivalen a un repudio. Esto acaso se debe a un sentimiento dinástico para el cual un Fujimori es siempre un Fujimori. Además se trata de un político en alza, lo cual puede estar causando un fenómeno de arrastre. Algo notorio es que Kenji Fujimori no ha logrado trasladar su ventaja nacional hacia el interior del fujimorismo. Quizás ha sido por la falta de un sistema de competencia interna en Fuerza Popular, lo cual lo ha obligado a tácticas confrontacionales, algo que ha externalizado su imagen, al menos hasta ahora. Debe estar empezando a sospechar que Alberto Fujimori libre no era la solución automática que parecía .