Si esto se intensifica, obligará a considerar las lecciones de la experiencia para una nueva forma de ocupación social y económica del espacio nacional.,Las lluvias han vuelto. No es ni remotamente la catástrofe de El Niño costero de inicios del año pasado, pero las fotos de desbordes y de damnificados ya han comenzado a aparecer. La costa norte se ha salvado de lo peor en este episodio, que según el Senamhi desde hace unos días está bañando a 18 regiones de la sierra con variable intensidad. Estas lluvias a un año casi exacto de El Niño no son una sorpresa total, y tienen mucho de estacional. En agosto pasado Andrea Thompson mencionó en Scientific American un 50% de posibilidades de que El Niño regresara más o menos por esta época. En aquel momento la conclusión era que los pronósticos no eran amenazantes, pero que no había un cheque en blanco para otros años. El nombre, el fenómeno y la intensidad de lo que vemos hasta ahora no son El Niño, y quizás no tiene mucho sentido citarlo. Pero a la vez es obvio que estas lluvias se están traslapando preocupantemente con las anteriores. En Chosica y sus alrededores, por ejemplo, ya se puede hablar de la posibilidad de dos desgracias sucesivas. Aquí sí se puede decir que está lloviendo sobre mojado. En otros lugares, casi podría decirse que por todo el país, empiezan a proliferar noticias de ríos desbordados, carreteras interrumpidas, casonas antiguas derruidas, todos como casos aislados. Unos pocos episodios se están dando en lugares del norte donde todavía está en curso la reconstrucción. Los pronósticos especializados no consideraban lluvias tan fuertes. Es cierto que esta es la temporada de lluvias en la sierra. Pero lo que es digno de nota es la intensidad con que han llegado, luego de una brevísima tregua, con la consiguiente acumulación de tareas de rescate y de reconstrucción. Una situación que lleva a pensar de inmediato en las consecuencias del cambio climático para el Perú. Quizás el país debería empezar a pensar en enfrentar una intensidad pluvial permanente, o por lo menos no tan espaciada como en otros tiempos. Si esto se intensifica, obligará a considerar las lecciones de la experiencia para una nueva forma de ocupación social y económica del espacio nacional. Con previsión, o con dramática urgencia.