Alcalde de la Municipalidad Provincial del Cusco reconoce también que no dejará obras emblemáticas.,El alcalde de Cusco reconoce que no dejará obras emblemáticas, pero sí algo más valioso: el curso de Historia del Cusco. Carlos Moscoso habla en la segunda parte de la entrevista que le realizó La República sobre sus logros y desaciertos. Al cabo de 3 años gestión, ¿está satisfecho con lo que ha hecho? Nunca vamos a estar satisfechos porque siempre hay tareas pendientes, compromisos incumplidos. En el camino hemos avanzado bastante. Cuando uno llega a la alcaldía cree que puede cambiar el mundo desde ahí, pero estando dentro uno encuentra dificultades. PUEDES VER Carlos Moscoso: "El fujimorismo ha cambiado de nombres y rostros, pero sigue agarrando el garrote" ¿Qué dificultades ha tenido que enfrentar? La principal es la escasez de recursos económicos. No obstante, hemos doblado nuestro presupuesto cada año con transferencias gracias a las gestiones, pero sigue siendo insuficiente. Tendría que haber una reorganización del presupuesto nacional para una descentralización fiscal y así los municipios recibamos el doble y después el triple para cubrir tantas necesidades. Hay quienes sostienen que su gestión no tiene una sola obra importante que mostrar... Siempre creen que los alcaldes debemos dejar obras emblemáticas con nuestro sello; obras de fierro, asfalto, hormigón, obras monumentales y físicas. La gran obra que estamos dejando, que no es una obra física, es el curso de Historia del Cusco que ya está en el currículo de los niveles inicial, primaria y secundaria de todos los colegios de la provincia del Cusco. Un curso que nos permite fortalecer nuestra identidad, conocer nuestro pasado, proteger nuestro patrimonio y, además, consolidar el nacionalismo cusqueño. ¿No ha habido un retroceso en materia de seguridad ciudadana, limpieza pública y otros? Quizás no alcanzamos lo prometido que era una ciudad absolutamente limpia, tampoco de una seguridad absoluta, pero hemos avanzando bastante. Dentro de la provincia, el distrito más limpio es Cusco, que es nuestra competencia. En cuanto a la informalidad, está pendiente la lucha contra el comercio ambulatorio. Su plan era, por ejemplo, crear mercados zonales para erradicar el comercio ambulatorio. ¿No hay nada de eso? Por falta de recursos. Pero esa propuesta tenía que ser financiada por el sector privado, concretamente por los trabajadores y promotores de los mercados, sin embargo, la dificultad es la falta de terrenos públicos y el sinceramiento del padrón de los trabajadores de los mercados. Para muchos algunas de sus iniciativas han sido improvisadas, hechas en el camino, como el cierre del Centro Histórico... Siempre existen ciudadanos, inclusive autoridades, que a veces no entienden la filosofía de la gestión y se oponen o critican. Pero hay una mayoría que apoya esas propuestas. En el tema del Plan de Movilidad, que es la liberación de los espacios públicos con calles peatonales, al principio los cusqueños querían crucificarme, pero hoy día, hechas unas encuestas por el BID, hay un 64% que está de acuerdo. Con el paso del tiempo creo que vamos a llegar a la unanimidad. Ha sido bastante atrevido peatonalizar la Plaza Mayor pero en ese propósito nos han seguido Arequipa, nos va a seguir Trujillo. ¿Por qué se distanció del gobernador Edwin Licona? Él tomó la decisión de alejarse del partido (movimiento Kausachun Cusco) en primer lugar, luego no ha habido coordinación para hacer obras comunes. La explicación que él tiene es que las desigualdades, las injusticias, las diferencias no están en la ciudad sino en las provincias, distritos y comunidades y le doy la razón. Si la Región está haciendo centros médicos, escuelas en esos lugares, yo aplaudo esa decisión. ¿Se anima a evaluar la gestión de Licona? Que termine su gestión. Las autoridades y políticos tenemos que ser cautos. Porque ha dicho que Licona no tiene ideología... Estoy seguro que no tiene ideología, él me lo ha dicho además (sonríe). Ha aceptado que el sería un tecnócrata, pero yo creo que tampoco llega a ese grado. Él es un técnico, es un ingeniero, pero también es un político. Ocurre que es un gobernante relativamente joven, que está pagando lo difícil que es administrar un gobierno regional, más cuando no tiene apoyo del centralismo, como Arequipa. ¿Se siente responsable por la presencia de Licona en la Región y el retraso de obras importantes? Desde luego que sí. Yo asumo en verdad el activo y el pasivo políticamente, porque él ha sido un candidato en mi partido y sé que su triunfo se ha debido mucho a la votación sólida que tenía el movimiento. Yo también me preocupo, me pongo nervioso, me fastidio cuando hay cosas malas, desaciertos. De cualquier manera, nos hemos comprometido que en esta recta final haremos obras en conjunto.