Los maestros del SUTE recorrieron el día de ayer las calles de Miraflores, las avenidas Larco y Arequipa, caminando desde el centro de Lima de la misma manera como los jóvenes antipulpines lo hicieron hace tres años. Es una forma de visibilizar aún más la protesta contra las erradas decisiones que este gobierno ha tomado para enfrentar la huelga magisterial. Criminalizar la protesta y estigmatizarlos como terroristas —aun cuando haya sindicatos regionales radicalizados— es la peor forma de enfrentar un conflicto. Pero no es nada nuevo: en el año 2009 los indígenas amazónicos fueron también estigmatizados como radicales prochavistas (¿?) por el gobierno de Alan García; en el 2012, los Guardianes de las Lagunas de Cajamarca fueron reprimidos con balas de Galil en Celendín y Bambamarca, ocasionando cinco muertes; y en el 2015, los “espartambos” del Valle de Tambo fueron calificados por El Comercio de puneños waraqueros contratados por esta columnista para destruir Cocachacra. Absurdo todo. Sucede que, si se toman decisiones instalados en el núcleo duro de la zona de confort de los ministros y funcionarios, eso que el periodista de Wayka Rael Mora denomina “cuarto cerrado”, se tendrán los resultados a la vista. ¿A qué se refiere? A que se gobierna con un sentido de autopercepción excesivamente optimista debido a la falta de críticas del entorno inmediato y, a pesar de las evidencias de descontento de las encuestas, se tiene una fe insoportable en las propias condiciones personales para resolver los problemas. En otras palabras: el gabinete de lujo. Yo creo que un poco de humildad es más que necesaria y recomendaría altamente un ejercicio de abajamiento ignaciano para un urgente control de daños. Todo lo anterior, aunado a la teoría del boicot, fortalece la crisis. Me refiero a esa terca insistencia en subalternizar al agente de las protestas y de explicar todo acto hostil a través de las clásicas teorías paranoicas del boicot contra el Perú. Este discurso se repite insistentemente en los medios de medios de comunicación y en diversas redes vinculadas a un sector que propulsa la economía neoliberal extractivista y la privatización de la educación para convertirnos a todos los seres humanos en “recursos”. Por eso mismo se informan a través de documentos del Servicio de Inteligencia que exageran o no son exactos. O vinculan, por malabarismo, diversas instituciones ciudadanas al MOVADEF: ¡la gran organización de “las zonas” de las Marchas contra la Ley Pulpín no tienen relación con ellos! No entiendo cómo este gobierno puede confiar en asesores como Dante Vera, en el Ministerio del Interior, o Víctor Caballero, en el mismo Ministerio de Educación, que la pusieron en práctica en gobiernos anteriores con resultados nefastos. El presidente Kuczynski debe airear el cuarto: dejar que entre aire nuevo, que le pegue en la cara y lo despeine y percibir otros olores, incluso agresivos, porque son los miasmas que le permitirán entender al Perú.