El súbito encarcelamiento de Ollanta Humala y Nadine Heredia ha producido una reacción contraria que quizás fiscal y juez no se esperaban. Es cierto que hay personas aplaudiendo, pero mucho mayor es la sensación de que ha habido injusticia, inequidad, apresuramiento, de donde la ex pareja presidencial va a salir ganadora. Por lo pronto en Brasil es cada vez más aceptado que nadie puede ir preso por solamente una delación sin mayor respaldo. Pero entre nosotros esa falta de respaldo probatorio parece ser compensada por el entusiasmo de los medios, muchos de los cuales no se distinguen por la pulcritud de su cobertura de las acusaciones. El argumento que más circula es sobre lo abusivo que resulta un año y medio de cárcel para quienes están acusados por delaciones mas no por pruebas y que no han sido juzgados todavía. Que Duberlí Rodríguez, N°1 del Poder Judicial, salga a decir que “Esta es una decisión que no tiene la categoría de sentencia”, no pasa de ser una mala broma. La población sospecha cada vez más de la prisión preventiva, una fórmula capaz de colocar un tipo de poder discrecional y arbitrario en manos de jueces a quienes los destapes, reales o cocinados, de estos tiempos les quedan grandes. Por extensión la gente sospecha también de las delaciones premiadas, sin aparato probatorio acompañante. En pocas horas la detención de los Humala-Heredia ha creado un clima político distinto. Prestigiosos abogados han declarado que la decisión es un error. El comatoso Partido Nacionalista ha reaparecido en la forma de una enérgica portátil. Los medios más serios han evitado saludar la medida, a la espera de más claridad. Un factor importante entre los disgustados es una sensación de ausencia de fair play. Es decir que los Humala-Heredia están siendo medidos con una vara distinta que otros políticos mencionados en declaraciones de Marcelo Odebrecht y sus empleados. Digamos que todos quieren ver empapelado al político que les desagrada. Para los Humala-Heredia este es un duro golpe en lo personal. Pero en lo político-público podría ser un beneficio caído del cielo. Por lo pronto las primeras horas de su defensa tienen el cariz de una iniciativa electoral en marcha. Han entrado a la cárcel a toda velocidad, y pasado al centro del escenario, y van a permanecer allí una buena temporada.