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Opinión

Quién va a confiar, por Mirko Lauer

"El origen y desarrollo de la falta de confianza de quienes pueden invertir y no lo hacen es claro y sencillo. Pero es evidente que sus raíces no están en la economía sino en la política…".

larepublica.pe
MIRKO

¿Qué se tumbó la confianza y fue estrangulando las inversiones? En lo esencial ha sido el avance de la idea que hay un peligro de perder lo invertido. Cuando los inversionistas de todo tamaño escucharon el discurso electoral de Pedro Castillo en el 2021, pararon la oreja. Cuando lo vieron ganar, aunque fuera por un estrecho margen, levantaron las cejas.

Castillo anunció un Gobierno punitivo, donde el privilegio sería castigado, por lo que definió como 200 años de injusticias republicanas contra las mayorías. No se atrevió a llevar adelante esa tarea, perdido como estaba en su laberinto de ignorancia y deshonestidad. Pero la amenaza ya estaba lanzada, y podía llegar a materializarse.

En ese contexto, varias cosas tumbaron la confianza. Una que medio electorado y un poco más pudiera votar por una propuesta de liquidación del orden republicano. Es decir, por lo que parecía un verdadero antisistema. Fue por un instante la imagen del caudillo expropiador apropiándose de la administración pública para parientes y amigos.

Otra, más reciente, fue que la defensa de un golpe con ribetes anclados en el senderismo y algunos cuadros importantes con acusaciones por lazos terroristas hubiera podido movilizar con violencia a grupos de la población. Por último, está la constatación de que desde el 2021 los dos Gobiernos han vivido de los ahorros públicos.

Allí comenzó el círculo vicioso en el que hoy estamos. El miedo al Estado capturado reduce las inversiones y el crecimiento, y luego esa misma caída del crecimiento está reduciendo las inversiones. No había manera de arreglar las cosas. El miedo al nuevo Estado inoperante, con o sin Castillo, es el elefante en la cristalería.

El origen y desarrollo de la falta de confianza de quienes pueden invertir y no lo hacen es claro y sencillo. Pero es evidente que sus raíces no están en la economía, sino en la política. De modo que la culpa no está en el MEF, y la solución tampoco, no importa cuán buenas sean las intenciones de Alex Contreras y su equipo.

En la política, sí: la gran megamafia derechista que se ha formado desde el Congreso puede hacer un daño igual al que se temió con Castillo. Por eso el Gobierno ha cambiado, pero la falta de confianza no. Incluso empeora cada día.