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Opinión

El pastor depredador, por Jorge Bruce

“Es bastante común que los fanáticos religiosos que predican la represión sexual sean descubiertos perpetrando aquellos actos que condenan”.

larepublica.pe
Bruce

Es bastante común que los fanáticos religiosos que predican la represión sexual sean descubiertos perpetrando aquellos actos que condenan. Hay diversas metáforas para graficar esta conducta contradictoria e hipócrita. Desde lobo con piel de cordero hasta sepulcros blanqueados.

El principal motivo para la frecuencia de estos escándalos vinculados al abuso entre aquellos que lo prohíben en público es lo que en psicoanálisis se conoce como el fracaso de la formación reactiva. O también como la interrupción del proceso de sublimación. Una pulsión muy demandante —Freud cita como ejemplo la avaricia típica de la fase anal retentiva en la infancia— puede estar en el inicio del comportamiento filantrópico. Esto es clásico de la neurosis obsesiva. El vicio trasmutado en virtud. Siempre y cuando el proceso sublimatorio sea exitoso.

Pero en muchas ocasiones la pulsión se impone. En particular, cuando se trata de la pulsión sexual en sus variantes más patológicas e imperiosas. El pastor José Linares, portavoz del Movimiento Internacional Pro Familia Pro Vida, ha sido denunciado por su hija por haber abusado de ella desde que tenía 8 años. Debido a estas violaciones, afirma, quedó embarazada en dos oportunidades.

“Cuando salí embarazada, yo tenía 12 años, no sabía ni siquiera qué era un embarazo porque no estudiaba y no tenía educación sexual”, declaró. Este diario informa que tuvo que huir de su casa porque también era víctima de violencia física. Además, señaló que Robert Linares, hermano del pastor, también abusó sexualmente de ella. Curiosa manera de practicar la defensa de la vida y la familia. De paso, esto explica también los mensajes de los grupos como Con Mis Hijos No Te Metas, quienes se oponen al enfoque de género en la educación.

En dichos mensajes, por ejemplo, aquellos colgados en los puentes del zanjón, combatían la educación sexual y el enfoque de género con “argumentos” tales como evitar las orgías escolares o la homosexualización de sus hijos. Como no hay nada en el citado currículo que promueva algo tan descabellado como orgías escolares y la “homosexualización”, sencillamente es imposible, es obvio que esos fantasmas son producto de la misma represión que lleva a abusos y violencias como los arriba denunciados.

Todo esto no pasaría de ser un conjunto de patologías de personas perturbadas de no ser porque muchas de ellas se encuentran en situaciones de poder político en nuestro país. Y por ende pretenden imponernos a todos las prohibiciones públicas que muchos de ellos practican en privado, en los baños del Congreso o con sus propias hijas indefensas.