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Opinión

La escritura perfecta, por Eloy Jáuregui

"Cuando uno lee a Belli sabe que está frente a un escritor clásico de clásicos, que ha dominado desde siempre el endecasílabo y el esmero por las estrofas pulcras y logradas".

larepublica.pe
Jauregui

El poeta Carlos Germán Belli es un lujo contemporáneo que goza del reconocimiento de todos, al ser considerado el ‘mejor poeta vivo del Perú’.

Les cuento: dos bancas antes donde me había instalado esa mañana, el hombre estaba sentado mirando absorto la nada. La sala de espera del servicio de salud de Surquillo se había quedado ya casi vacía. Entonces lo abordé y Carlos Germán Belli, con esa generosidad de hombre inmenso, resolvió todas mis curiosidades.

Que estaba resolviendo un asunto muy personal, que había salido a caminar muy temprano y que los médicos habían llamado su atención y estaba esperando y pensando para comprobar si estaba gozando de buena salud. En esos años yo era un estudiante de literatura y el poeta Belli me había sorprendido con su texto iluminado “Eguren, el recóndito”. Era 1980 y con ocasión de haber sido incorporado a la Academia Peruana de la Lengua, pronunció aquel discurso magistral.

Y hace un par de días ,en Lima, Carlos Germán Belli lucía igual que esa mañana. Y llegó a la librería Sur y traía bajo el brazo un nuevo libro, Entre cielo y suelo, un conjunto de poemas que consolidaba ese arte clásico de su vanguardia que es su estilo intangible. Y el poeta ya tiene 95 años y su lucidez es un don de su majestuosidad, aquella que él sigue manejando de manera sutil y con recato. Y entonces dijo lo que uno conoce y no deja de admirar, que es hombre interesado en las vanguardias y eso es fundamental para que hoy no le digan poeta decimonónico.

Entre cielo y suelo nos muestra a un Belli siempre fiel a su denodada búsqueda del reino interior, no conoce altibajos, cosa rara en el mundo artístico. Belli así escribe con su habitual vigor, gracias al pleno dominio de su arcaizante e inimitable retórica. Pero Belli, que luce lúcido, sonriente y animado, cuenta que hace tiempo que no escribe poemas. Que solo lee en estos tiempos y que nada lo motiva aunque ahí tienes sus lápices y cuadernos.

Cuando uno lee a Belli sabe que está frente a un escritor clásico de clásicos, que ha dominado desde siempre el endecasílabo y el esmero por las estrofas pulcras y logradas. Así, demuestra que tiene fondo y sustancia y se entiende que hay en él un natural acto de fe, que viene básicamente del amor, de la religión y, por cierto, de su convicción en la poesía.