Domingo

Repúblicas defraudadas

En la feria del libro de Buenos Aires se presentó el nuevo libro de Alberto Vergara, Repúblicas defraudadas: ¿puede América Latina escapar de su atasco? (Editorial Crítica, 2023). El volumen procura comprender el momento político actual en América Latina.

"¿Qué origina el desagrado que atraviesa la región? En casi todos los países podríamos responder que lo produce la república defraudada”. Foto: archivo LR
"¿Qué origina el desagrado que atraviesa la región? En casi todos los países podríamos responder que lo produce la república defraudada”. Foto: archivo LR

Cuando comenzaba el proceso constituyente chileno en el año 2021, una iniciativa ciudadana puso a disposición de sectores socioeconómicos medios y bajos un número de teléfono para wasapear a los constituyentes e indicarles lo que esperaban de su trabajo. La gran mayoría de los mensajes estaba definida mucho más por el desaliento que por alguna demanda concreta; resultaban, en realidad, un anticipo de reproche: "Que no robe", "Que escuche", "Que no lo vea como un negocio", "Que se ponga en mi lugar". Un año después, esa misma ciudadanía rechazó sin atenuantes el proyecto de Constitución que aquellos constituyentes le ofrecían.

En dicho episodio caben las preocupaciones principales de este libro. Nada de lo ahí expuesto se limita al caso chileno, todo suena a la América Latina de hoy: una región marcada por el desagrado o malestar político. El 80 % de los latinoamericanos considera que en sus países no se gobierna para el pueblo, sino para los poderosos. Una cifra idéntica piensa que la mitad o más de sus políticos son corruptos. El porcentaje de ciudadanos que afirma tener mucha influencia sobre el proceso político de sus países no llega al 10%.

Adicionalmente, las condiciones materiales empeoraron con el fin del superciclo de los commodities y la pandemia. El sociólogo Danilo Martuccelli sostiene que la clase media latinoamericana —y no hablemos de los sectores bajos— ha tomado nota de «que todo será mucho más lento que lo previsto, más desigual que lo anunciado, infinitamente más duro». Se trata de un cóctel político, social y económico incandescente con consecuencias a muchos niveles: se suceden los estallidos, la tolerancia a que el Ejecutivo prescinda del Legislativo se duplicó en la última década y los electores acuden a votar sin más programa que el de sancionar a quien esté en el poder. De las últimas diecisiete elecciones realizadas en la región, nueve las ganó la izquierda y ocho la derecha, pero lo importante es que en todas perdió quien estaba en el poder. En todas. Más que ante el vaivén de olas ideológicas, flotamos en un océano de repudio bastante estable.

"América Latina, al igual que el mundo, atraviesa un momento de incertidumbre. Nos define más el pasado reciente que algún tipo de norte: posconsenso de Washington, posgiro a la izquierda, post boom de commodities”. Foto: Archivo LR

"América Latina, al igual que el mundo, atraviesa un momento de incertidumbre. Nos define más el pasado reciente que algún tipo de norte: posconsenso de Washington, posgiro a la izquierda, post boom de commodities”. Foto: Archivo LR

¿Qué origina el desagrado que atraviesa la región?

En casi todos los países podríamos responder que lo produce la república defraudada. Aunque nuestras constituciones, himnos y próceres reiteran que somos una fraterna comunidad de semejantes, todos reconocemos que conformamos agrupaciones definidas por nuestras distancias, desconfianzas y temores. Vivimos el desencuentro de nuestras promesas formales y una vida signada por normas y prácticas que las traicionan. Es lo que truena en aquellos mensajes chilenos: reclamos de carácter republicano. Su premisa inconfesa es que lo público existe a duras penas. Que los elegidos utilizarán la legalidad para beneficio propio. Es el viejo tema de la corrupción de las repúblicas. No solo la mordida o la coima puntual: más bien, un sistema en el cual se aguijonea la ley hasta convertirla en un colador que premia a unos pocos, vacía de contenido lo común y complota contra el interés general.

Los antiguos habrían señalado la ausencia de virtud. Una vez que se sabe que la ley de la república es esquivada por quien tiene el poder político o económico, el apellido o la pigmentación privilegiada, las relaciones sociales se cubren con la neblina de la desconfianza y las mayorías se desenganchan del proceso político. En tal situación, no puede realizarse la promesa última de cualquier república: el autogobierno ciudadano.

América Latina, al igual que el mundo, atraviesa un momento de incertidumbre. Nos define más el pasado reciente que algún tipo de norte: posconsenso de Washington, posgiro a la izquierda, post boom de commodities, posgiro a la derecha, pospandemia. Gradualmente hemos tomado consciencia de que no estamos atrasados respecto del primer mundo; tampoco en vías de desarrollo, sino en un carril alterno al del desarrollo. Los economistas sitúan a América Latina en la «trampa de los

ingresos medios» y los politólogos inciden en la de la institucionalidad de calidad media4. Pero lo relevante es que no se trata de un retraso, sino de un estancamiento. Y como dice un verso famoso de William Blake: "No esperes sino veneno de las aguas estancadas".

El objetivo de este ensayo es, entonces, comprender nuestras aguas estancadas. Y aquí es relevante subrayar el género: el ensayo. No es una tesis académica —aunque utiliza mucho conocimiento científico—, sino un esfuerzo por ensayar una interpretación sobre la región hoy, y que procura integrar conocimiento. El hastío ciudadano en América Latina responde a un orden de cosas y no a problemas aislables desde las fronteras disciplinares universitarias.

Así, más que el libro de un investigador, este es el ensayo de un lector. Con los estallidos sociales de 2019 y luego con la crisis de la COVID-19 se multiplicaron los foros, documentos y artículos en los que se planteaba la pregunta por lo que ocurría en la región como conjunto. Durante la pandemia comencé a llenar algunas carpetas con ideas respecto de las múltiples dimensiones que daban lugar al malestar continental. Y este libro es el resultado. El marco teórico de la república y el republicanismo me ha servido para ponerle un orden.

En cuanto a su método, el de este libro cabe en un verso de Bob Dylan: «Nothing truly very scientific, just thinking… ("Nada, en realidad, muy científico, solo pensando…"). Para escribirlo he echado mano a fuentes de todo tipo: textos académicos, entrevistas, estadísticas, conversaciones y viajes personales, clásicos a los que siempre vuelvo —Maquiavelo, Tocqueville, Arendt—, a ciertos científicos sociales que a estas alturas se han convertido en influencias indisimulables —Amartya Sen, Guillermo O’Donnell, Pierre Rosanvallon, Alan Knight—, a los ensayistas y cronistas latinoamericanos que iluminan ahí donde se apaga la antorcha de las ciencias sociales —Leila Guerriero, Martín Caparrós, Juan Villoro o Carlos Monsiváis—, y a películas, novelas y canciones que en tiempos de pandemia fueron indispensables para seguir viajando por América Latina sin salir de mi piso 22 en Ciudad de Panamá.