A Kelly Portalatino, como a casi todos a los que Pedro Castillo tomó juramento con fajín, no se le puede acusar de buena ministra de salud, pero, como en su partido Perú Libre creen ser más moscas que las arañas, anuncian una toma de distancia del Gobierno en el que participaron con irresponsabilidad y afán pirañita.
Lo hacen, sin embargo, recién tres meses después del intento de golpe, lo cual es señal inequívoca de que creen que es momento de bajarse del barco por las razones que ya usted imagina.
PUEDES VER: Congreso: Aprueban lista de integrantes de Comisión especial para elección de magistrados del TC
El peor error de casi toda la izquierda peruana –desde Vladimir Cerrón hasta Verónika Mendoza, pasando por muchos más– no fue solo apoyar con tolerancia cómplice a un gobierno corrupto e inepto, sino seguir respaldándolo incluso cuando Castillo dejó de ser democrático, mediante tergiversaciones groseras de la realidad como que el golpe no fue golpe, o que su autor no tuvo otra opción frente al acoso del congreso, la derecha y los medios.
Pero la revelación esta semana del establecimiento de una organización criminal con recursos públicos para espiar a opositores políticos y críticos del gobierno parece estar siendo el último bastión de la indecencia, y ahora en la izquierda pretenden empezar a romper palitos, aunque culpando a los principales colaboradores de Castillo, a quien siguen tratando de tonto ‘inútil’.
Como a la expremier Betssy Chávez, a quien la bancada de Perú Libre le manifiesta su decepción por ser la operadora del intento de golpe, y sobre quien se ha emitido una ‘alerta migratoria’ para que no se fugue del país, al igual que al exministro, congresista y presidente de Juntos por el Perú –otro partido de izquierda– Roberto Sánchez, un buen amigo de Gustavo Petro, por lo que por ahí podría buscar salida.
PUEDES VER: Congreso: culmina sesión del Pleno donde se vio la interpelación al ministro Vicente Romero
Buen amigo, también, de Salatiel Marrufo, al igual que el exministro de defensa e interior y muchas cosas más Juan Carrasco, quien, como varios otros miembros del gobierno de Castillo van ‘pasando piola’, mientras Aníbal Torres practica el ‘cuerpo a tierra’.
El costo del gobierno de Castillo fue enorme, pero uno de los daños más profundos fue en una izquierda que volvió a confundir principios con oportunidades, quedando muy erosionada su perspectiva electoral.