La serie “Parte de Guerra” de La República cubrió la gesta de la independencia desde el desembarco de José de San Martín en Paracas hasta la proclamación de la independencia del Perú, 47 trepidantes episodios, desde septiembre del 2020 hasta agosto del 2021, en tiempo real. Ahora “Parte de Guerra” retoma el pulso de la guerra en sus últimas ocho y decisivas semanas rumbo a la batalla de Ayacucho, siempre narrado por historiadores de la PUCP, y basado en la Cronología de la Independencia del Perú compilado por Margarita Guerra (Editorial: Instituto Riva Agüero).
Jauja, 28 de octubre de 1824, un día como hoy hace 200 años. Simón Bolívar se ha desplazado incansablemente por el Perú – pese a enfermar de paludismo– desde que desembarcó en el Callao hace 13 meses, en septiembre de 1823. Nombrado suprema autoridad por el Congreso, el colombiano empodera a José Bernardo de Tagle en el gobierno, y ordena fusilar a José de la Riva Agüero, quien se libra de la pena capital de milagro. Pero Lima está a merced del enemigo. La victoria patriota en Junín el 6 de agosto –y la insurrección en las filas realistas del general monarquista Pedro Antonio de Olañeta en el Alto Perú– cambia dramáticamente el curso de la guerra. El Ejército Unido Libertador, ocho mil hombres fuerza, al mando de Antonio José de Sucre, mueve sus fichas sobre una geografía endemoniada en una partida de ajedrez letal contra el ejército comandando por el virrey José de La Serna.
Escribe: Claudia Rosas Lauro (*)
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Luego de la partida de San Martín del Perú, el Congreso se hizo cargo del poder y se trató de establecer un gobierno autónomo, lo que choca con grandes dificultades. La oposición a San Martín se debió a varios factores: la concentración del poder en sus manos, su fracaso militar, la política de su ministro Monteagudo, el proyecto de erigir una monarquía en el Perú y el deseo de lograr la independencia por los propios peruanos. La Junta gubernativa nombrada por el Congreso, organiza una campaña militar hacia el sur que fracasa, lo que conduce a un golpe de estado en febrero de 1823 y la subida al poder de José de la Riva-Agüero, apoyado por los militares. Riva-Agüero pertenece a una de las familias más prominentes de Lima, conspirador por excelencia y líder de un partido que aspira a una independencia bajo el liderazgo peruano y sin intervención extranjera. La llegada de Antonio José de Sucre con tropas colombianas enviadas por Bolívar genera un problema en el mando. Riva-Agüero lleva adelante la segunda campaña militar hacia el sur, donde se concentraban las fuerzas realistas. Mientras el ejército se movilizaba, Lima fue ocupada nuevamente por tropas realistas al mando de Canterac. Ante esta situación crítica, el Congreso confiere pleno poder militar a Sucre, lo que ocasiona conflictos con Riva-Agüero, que llevan a su destitución y al nombramiento de José Bernardo de Tagle para reemplazarlo. El marqués de Torre Tagle pertenecía a la aristocracia limeña, fue alcalde de la capital y luego, fue nombrado intendente de Trujillo, donde proclamó la independencia en diciembre de 1820.
El resultado fue que mientras Riva Agüero gobierna desde Trujillo, Torre Tagle lo hacía desde la Fortaleza del Real Felipe en el Callao. Frente a la crisis política originada por la ocupación de la capital y ante esta situación crítica, el primer Congreso peruano envía a Colombia a dos comisionados, José Faustino Sánchez Carrión “El Solitario de Sayán” y el poeta ecuatoriano José Joaquín de Olmedo, para solicitar a El Libertador Simón Bolívar su venida al Perú.
El 1 de septiembre de 1823, Bolívar llega al Perú con dos objetivos principales: obtener el éxito militar definitivo sobre los realistas y llevar adelante su proyecto político de unidad continental, que enfrentaría una fuerte oposición. La consolidación de la independencia continental Enseguida, el Congreso lo nombra suprema autoridad militar, por lo que Torre Tagle como presidente, debe coordinar la toma de decisiones con Bolívar. A su arribo, Bolívar entabla conversaciones con Riva-Agüero para que desista de su posición, pero este también entra en negociaciones con el virrey La Serna, que dirigía el gobierno virreinal desde el Cusco, pues las fuerzas realistas se concentraban en el centro y sur andino. Finalmente, uno de sus seguidores, el militar tarapaqueño Antonio Gutiérrez de la Fuente, lo captura en Trujillo. Riva-Agüero es acusado de traidor a la patria y exiliado en 1824 a Europa. A pesar de ser adversarios políticos, tanto Riva-Agüero como Torre Tagle, se oponían a la presencia de Bolívar y sus tropas, porque, entre otras cosas, los veían como fuerzas extranjeras, temían la entronización de Bolívar en el poder y buscaban una independencia liderada por los propios peruanos. Entonces, acusándolo de mantener negociaciones con los realistas, el Congreso también destituye a Torre Tagle, quien se refugia en la Fortaleza del Real Felipe, donde morirá de escorbuto tiempo después. En febrero de 1824, el Congreso otorga todos los poderes a Bolívar y lo inviste con el título de dictador del Perú, siguiendo el modelo de Roma antigua, un gobierno provisional mientras dura una situación crítica o de emergencia. Apoyan en el gobierno a Bolívar, destacadas figuras como Manuel Lorenzo de Vidaurre, José María de Pando, Hipólito Unanue y Bernardo de Monteagudo. A raíz de que las fuerzas realistas al mando de José Ramón Rodil recuperan el control de la Fortaleza del Real Felipe del Callao y ocupan nuevamente la capital, Bolívar establece su cuartel general en Pativilca y desde allí comienza los preparativos para la campaña final.
(*) Profesora principal de Historia del Departamento de Humanidades de la Pontificia Universidad Católica del Perú, miembro de número de la Academia Nacional de la Historia y presidenta de la Sociedad Bolivariana del Perú. Su último libro, editado con Nelson Pereyra y Juan Marchena es Ayacucho. La batalla final por la independencia (Madrid: Editorial Sílex, 2024).
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