Un terremoto de magnitud 7.1 sacudió el último martes a Acapulco, en el sur de México, y causó la muerte de al menos una persona. El sismo se registró a las 20.47 hora local (01.47 GMT), y se sintió también en Ciudad de México.
Al igual que en el terremoto del 23 de junio de 2020 en la ciudad de Oaxaca, residentes atemorizados salieron a las calles y observaron unos misteriosos destellos que aparecieron en el cielo de México durante el fuerte sismo.
Se le conoce como “luces de terremoto” o EQL por sus siglas en inglés; es un fenómeno natural que se ha observado antes o después de un sismo. Se produce por el choque de las capas tectónicas, las cuales generan una carga eléctrica, según el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Cuando una onda sísmica golpea las rocas de la corteza terrestre como el basalto y el gabro, provoca una fricción que libera cargas eléctricas. Las ondas electromagnéticas ionizan el aire, al llegar a las nubes chocan con las cargas eléctricas y producen los destellos de luz.
Friedemann Freund, físico de la NASA, presentó en 2001 una de las teorías más aceptadas sobre este fenómeno, detalla Infobae.
El especialista sostiene que si el nivel de estrés, entre las rocas, es alto, aparecen cargas electrónicas que transforman momentáneamente la roca aislante en un semiconductor. Los semiconductores son materiales que tienen un nivel de conductividad eléctrica, entre un metal y un aislante, y se utilizan para fabricar transistores.
“Estas cargas no son fáciles de medir. Se mueven con una velocidad impresionante, tan alta como 300 metros por segundo”, comentó Friedemann, quien pudo demostrar que cuando las rocas se aprietan, las cargas se despiertan y fluyen del volumen de roca en el que se generaron.
“Estos fenómenos van desde señales eléctricas y magnéticas anómalas, hasta luces de terremotos que iluminan la cima de las montañas y generan un extraño comportamiento de los animales”, añadió.
Los efectos del terremoto fueron perceptibles en todas las regiones del estado. Foto: Twitter
Las “luces del terremoto” han sido documentadas desde los años 1600, de acuerdo a un informe de la Asociación Sismológica de Estados Unidos.
Dos días antes del terremoto de San Francisco de 1906, por ejemplo, una pareja vio rayos de luz a lo largo del suelo. En el caso de Quebec, Canadá, en 1988, un brillante globo de luz rosa y púrpura se avistó 11 días antes del devastador temblor.
En el caso del sismo de L’Aquila, Italia, en 2009, transeúntes vieron “llamas de luz” saliendo de los adoquines en el sector histórico de la ciudad segundos antes del mismo. Y evidencias en video de numerosos rayos de luz fueron registradas por cámaras de seguridad durante el terremoto de magnitud 8,0 en Pisco, Perú, en 2007.
Las ondas electromagnéticas ionizan el aire, al llegar a las nubes chocan con las cargas eléctricas y producen destellos. Foto: capturas / Twitter