El mundo permanece atento al actual conflicto que se desarrolla en Medio Oriente, cuyo escenario más álgido se vivió el último sábado 13 de abril, cuando Irán realizó una serie de ataques en contra de Israel. Desde entonces, las reacciones por parte de otras naciones han sido variadas, ya que mientras un sector, como Chile, México y Brasil, ha solicitado el cese de ataques de ambos lados, otras, como Argentina, fueron tajantes en apoyar a Israel "en la defensa de su soberanía".
Desde el inicio de su mandato, el presidente argentino Javier Milei ha mostrado su férreo apoyo a la nación gobernada por Benjamín Netanyahu, y marca su distancia de muchas naciones latinoamericanas que han expresado su rechazo a algunas acciones de este país. En entrevista con La República, Pedro Rubén Brieger, sociólogo, periodista y titular de la cátedra de Sociología de Medio Oriente en la Universidad de Buenos Aires (UBA), analiza la actual relación de Argentina con Israel.
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—¿Qué tanto ha cambiado la postura de la diplomacia argentina ante el conflicto en Medio Oriente bajo el mandato de Javier Milei?
—Claramente, desde que Milei llegó la presidencia, la postura de Argentina ha cambiado. Previamente, durante la campaña electoral y, en muchas oportunidades, él manifestó su simpatía con el Estado de Israel y dijo que su alianza principal y estratégica iba a ser con Estados Unidos e Israel. Esto sí es un cambio en la postura de la diplomacia argentina, que hoy parece privilegiar lo que le importa a EE. UU. con respecto de Israel, mucho más que América Latina. De hecho, el Gobierno argentino prácticamente no está participando de organismos regionales en Latinoamérica.
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—¿Por qué Javier Milei ha buscado mostrar, con mucha intensidad, su apoyo a Israel desde el primer día de su gobierno?
—Milei siempre ha manifestado su simpatía y apoyo a Israel. En este sentido, hay una continuidad con sus posturas de antes, cuando no era político, cuando aparecía en los programas de televisión. Lo que pasa es que hay una gran diferencia entre estar en un programa de televisión y manifestar simpatías personales hacia una corriente minoritaria dentro del judaísmo, a verse como un Mesías que puede salvar a la Argentina y ser presidente de un país. Ahora ya involucra a todo el país y no es solamente una cuestión personal, la intensidad que manifiesta es la que siempre ha manifestado.
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—¿La postura argentina ante el conflicto en Medio Oriente es un reflejo de las diferencias que esta nación mantiene con otros países de la región?
—La postura actual del Gobierno argentino, claramente, marca una diferencia con respecto al de otros países. Se lo vio también con la postura que tuvo el Gobierno argentino cuando la policía ecuatoriana entró a la Embajada de México en Ecuador. Gran parte de los países de América Latina condenaron esa acción, la postura del Gobierno argentino. Si bien dijo que no se podía violar la Convención de Ginebra, no condenó al Gobierno de Ecuador, en sintonía con Estados Unidos. Podemos decir que hoy la Argentina en su política exterior está alineada con Estados Unidos, e incluso con los sectores más extremistas de Estados Unidos y de Israel.