Candidata de Obama podría inclinar voto de la corte Suprema Federal hacia progresismo. Sería la primera mujer latina en llegar al Tribunal Supremo y la tercera mujer en lograr tal distinción en más de 200 años. Washington. Agencias. La jueza Sonia Sotomayor, quien ayer y hoy se somete a las preguntas de los senadores en su audiencia de confirmación, tiene prácticamente asegurado el “sí” para convertirse en la primera magistrada hispana del Tribunal Supremo de EEUU. Fuentes legislativas aseguran que Sotomayor, quien desde que el presidente Barack Obama la propuso para el cargo se ha reunido con 89 de los cien senadores, cuenta con el número de votos suficiente como para obtener con holgura el visto bueno del Senado, un requisito imprescindible para entrar en el exclusivo club de 9 personas que integran la corte más alta del país. LARGO CAMINO Pero en sus primeros tiempos esta posibilidad hubiera parecido un sueño inalcanzable, y el camino no ha sido en absoluto sencillo. Incluso después de que Obama anunciara su nombramiento en una ceremonia en la Casa Blanca el pasado 26 de mayo, Sotomayor ha tenido que defenderse de las críticas, pues representantes republicanos la acusaban de racista. La causa fue un discurso hace varios años en California en el que afirmó que una mujer latina “sabia” tendría más elementos de juicio a la hora de emitir un dictamen que un hombre blanco que no hubiera contado con esas experiencias. A lo largo de su audiencia de confirmación, los senadores republicanos han aludido de manera reiterada a esas declaraciones aunque ya han reconocido que, “salvo desastre”, Sotomayor será confirmada, como indicó el republicano Lyndsey Graham. Será entonces la primera latina, y tan solo la tercera mujer, en ocupar este cargo. Para esta jueza cuya modestia y hablar suave esconde una férrea dedicación a su trabajo, será el cumplimiento de su sueño infantil, cuando desde su hogar en unas humildes viviendas del barrio neoyorquino del Bronx leía las novelas de la niña detective “Nancy Drew” y soñaba con hacer cumplir la justicia como ella y otro de sus héroes, el abogado televisivo Perry Mason. Hija de inmigrantes puertorriqueños, Sotomayor se quedó sin padre a los nueve años. Su madre, Celina Sotomayor, asumió las riendas del hogar tras la muerte de su esposo y se encargó de criar a sus dos hijos, a los que inculcó la idea de que el trabajo duro y la educación eran la mejor forma de progresar en la vida. Fallo famoso Huelga. Su decisión más memorable en el citado tribunal de distrito se produjo en 1995, cuando puso fin a la huelga de siete meses de las Ligas Mayores de Béisbol, al emitir un dictamen que respaldó la posición de los jugadores y no la de los dueños de los clubes. El presidente Bill Clinton la designó en 1997 para el Segundo Circuito Federal de Apelaciones, aunque los republicanos bloquearon su nominación más de un año por el temor a que algún día pudiera ser elegida para el Supremo. Una trayectoria de esfuerzos A los ocho años, a la pequeña Sonia se le diagnosticó una diabetes, algo que parecía poner fin a sus sueños de convertirse en defensora de la ley. Pero, como recordó Obama al anunciar su nombramiento, la magistrada ha demostrado que “no importan los orígenes que uno tenga o los desafíos que la vida te presente. No hay sueño que no pueda alcanzarse en Estados Unidos”. Su talento, perseverancia y el apoyo familiar le permitieron obtener una beca para estudiar en la prestigiosa Universidad de Princeton, donde se graduó “summa cum laude”. Después de Princeton, se graduó en la Escuela de Derecho de Yale. Sotomayor se convirtió así en la primera jueza federal hispana en New York. Se divorció cuando era joven y nunca se casó de nuevo ni ha tenido hijos.