
Alemania atraviesa un creciente déficit en su sistema de pensiones, lo que ha obligado a muchos jubilados a volver al mercado laboral. Tal es el caso de Pete Maie, de 70 años. "Es un poco estresante, pero estoy contento de estar aquí", afirma el exsoldado, retirado hace 5 años, que recientemente acudió a una entrevista de trabajo en Colonia, al oeste del país.
Un empleado de Unique Seniors, agencia especializada en la contratación de personas mayores, comprueba su motivación para el puesto, que consiste en preparar paquetes en una empresa de logística. "Estoy disponible de inmediato y listo para trabajar mientras mi cuerpo me lo permita", asegura Pete Maie con entusiasmo.
Mantener a personas de la tercera edad más tiempo en el mercado laboral es una prioridad del gobierno de Friedrich Merz, que enfrenta el creciente déficit del sistema de pensiones en un país que envejece. El año pasado, el costo del sistema de pensiones ascendió a 408.000 millones de euros (US$ 475.000 millones), según los datos del Ministerio de Trabajo. Un aumento del 60% con respecto a 2010.
Las cotizaciones son insuficientes para cubrir las pensiones de los jubilados, que ahora representan una cuarta parte de la población, situación agravada por la escasez de trabajadores cualificados. Durante años, la competitividad industrial alemana aseguraba el crecimiento económico, que a su vez financiaba un Estado del bienestar generoso. Actualmente, este modelo se cuestiona.
"El Estado de bienestar tal como lo conocemos hoy ya no es financiable", declaró el canciller de Alemania en agosto, provocando tensiones dentro de su coalición con los socialdemócratas. "No queremos eliminarlo ni abolirlo, pero debemos reformarlo", añadió Merz recientemente en una reunión de la coalición de gobierno, en un esfuerzo por mostrar un frente unido con el SPD.
El "otoño de reformas" anunciado, que abarca desde las pensiones hasta las prestaciones por desempleo, debería concretarse con propuestas "antes de fin de año", señaló el político conservador, sucesor de Angela Merkel.
El año pasado, más de 1,1 millones de personas mayores trabajaban después de los 67 años, como parte de una población activa de 46 millones.
Para que más jubilados vuelvan a trabajar, el gobierno quiere exonerar de impuestos hasta los 2.000 euros mensuales del salario percibido después de la edad legal de jubilación, que actualmente es de 66 años y subirá a 67 años en 2031.
Pete Maie, el exsolado alemán que busca reintegrarse al mercado laboral, confesó que el trabajo que busca no es solo para complementar su pensión de 1.600 euros. "Quiero sentirme útil", confiesa.
María Schüler, especialista en empleo de mayores en el instituto IW, asegura que, como Maie, la mayoría de personas que vuelven a trabajar tras la jubilación, no lo hacen principalmente por motivos financieros.
Por ese motivo, se muestra "escéptica" sobre la eficacia de la reforma, que califica de "regalo fiscal" a los 'seniors' acomodados y que costaría al Estado 2.800 millones de euros al año.
Una comisión independiente debe proponer para 2027 reformas estructurales para garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones.
La ministra conservadora de Economía, Katherina Reiche, reabrió el debate al plantear que la edad de jubilación pueda llegar a los 70 años, provocando la indignación de sindicatos y socialdemócratas.
Sería "una reducción pura y simple de las pensiones para quienes no puedan alcanzar esa edad", criticó Bärbel Bas, ministra de Trabajo y Asuntos Sociales del Partido Social Demócrata.
Si bien sería eficaz para reducir el déficit, una reforma de este tipo empujaría al desempleo a los trabajadores de trabajos pesados, que tienen además menos posibilidades de reconvertirse después de los 60 años, asegura Johannes Geyer, del instituto berlinés DIW.
El economista insta al gobierno a "incitar a las empresas a adaptar sus puestos a las personas mayores".
Tobias Bell, director de Unique Seniors, afirma que la mayoría de las empresas para las que trabaja su compañía "siguen discriminando a las personas mayores", pese a que este grupo etario es "más productivo y tiene menos absentismo".
Rainer Guntermann, de 65 años, está jubilado desde hace dos años, pero ahora trabaja ensamblando semiconductores a tiempo completo cerca de Colonia. Siente que puede mantener el ritmo frente a sus colegas más jóvenes y se enorgullece de ser "puntual, aplicado y nunca enfermar".

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